En el año 1904 comienza el proceso para reconstruir la Catedral de La Laguna, debido a la situación de ruina estructural declarada en el templo siete años atrás. Para ello, el cabildo catedralicio, ante la falta de recursos económicos, tuvo que optar por un sistema de coste inferior a la construcción tradicional de piedra y madera, que permitiera igualmente un menor tiempo de ejecución, decidiendo finalmente, de manera valiente, el uso de un nuevo material, el hormigón armado. La falta de arquitectos con conocimientos de la técnica del cemento armado obligó al cabildo catedralicio a contratar a un ingeniero militar. El teniente Rodrigo-Vallabriga asume el reto de proyectar y construir un templo en cemento armado, un material poco conocido en esos años en las islas, convirtiéndose en el pionero del hormigón en Canarias. La catedral se pudo hacer en un tiempo récord, solo ocho años.
Esta obra pionera, abrió el camino al hormigón armado en Canarias. A pesar de ser una obra iniciadora en el uso de este material compuesto y de las técnicas constructivas que su utilización, la obra no ha sido adecuadamente conocida en los ámbitos sociales, profesionales o académicos ya que ninguno de los más recientes trabajos de investigación, tesis, artículos y otras publicaciones, sobre la introducción del hormigón armado en España han recogido esta obra.
Tampoco la exposición sobre ¿El hormigón armado en España 1893-1936¿ organizada en el año 2010 por el Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo, que se hizo eco de las principales obras españolas de hormigón armado, tanto de ingeniería y arquitectura durante ese periodo, hizo referencia alguna a este templo.
La obra se hizo en un periodo anterior a la aparición en Europa de una legislación específica que regulara la ejecución de las obras de hormigón armado. Problemas de durabilidad en la estructura surgidos a finales del siglo XX, casi cien años después de su finalización, forzaron su cierre en el año 2002. La escasez de recubrimientos, una inadecuada puesta en obra y un incorrecto mantenimiento obligaron a su demolición. El Instituto Eduardo Torroja de Ciencias de la Construcción realizó durante diez años un importante estudio sobre el estado de la estructura de la Catedral que concluyó con la recomendación de la demolición de sus cubiertas, constituidas por arcos y cúpulas de láminas delgadas de hormigón armado En esta tesis se ha recogido los estudios previos y se han realizado una serie complementaria de muestras a partir de los restos de la demolición depositados en las afueras de la ciudad de La Laguna. Este trabajo de análisis y valoración de los estudios previos y de los vestigios aun existentes, asi como el análisis informático de la estructura, ha permitido estudiar los materiales empleados, las soluciones constructivas utilizadas, los criterios de dimensionado, poniendo todos estos aspectos en contexto con otras obras coetáneas realizadas tanto en España como en Europa, y desarrollar así este trabajo de investigación, cuyo objetivo principal es poner en valor esta obra arquitectónica de principios del siglo XX La Catedral de La Laguna fue ejecutada con un material aun poco conocido y con una técnica constructiva que estaba en una fase de experimentación aún. El ingeniero militar Rodrigo Vallabriga demostró en esta obra una adecuada destreza en el oficio de la construcción, utilizando soluciones innovadoras, empleando en su dimensionado los métodos de cálculo existentes en esos años y demostrando conocer los avances científicos que, sobre este material, estaban disponibles en ese momento. Y, a pesar del desconocimiento que, en esa fase incipiente, se tenía sobre los aspectos relacionados con la durabilidad del hormigón armado, ejecutó una obra que mantuvo unos niveles adecuados de uso durante un razonable periodo de tiempo, a pesar de que la obra no contó con unos adecuados criterios de mantenimiento y rehabilitación.
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