El objetivo de esta investigación ha sido demostrar la genealogía de la vanguardia teatral en República Dominicana, delimitarla cronológicamente y desglosar sus características intrínsecas, relacionadas al devenir socio- político de la media isla caribeña.
Se partió de la hipótesis de que la vanguardia teatral se inició en la década de 1970, y esta estuvo vinculada de forma directa a los conflictos políticos acaecidos en el país después del final de la intervención militar norteamericana del 1965, donde los ciudadanos desarrollaron un fuerte sentimiento nacionalista y una postura crítica a cualquier injerencia extranjera en los asuntos del país. De la misma forma, se comprobó que el fin de la dictadura trujillista en 1961, y la posterior apertura del país a las diversas manifestaciones teatrales latinoamericanas, fueron de gran relevancia para la re- configuración del paradigma escénico dominicano y la experimentación en dicho campo.
En aras de demostrar la hipótesis de trabajo, se inició con el análisis retrospectivo de la deriva del pensamiento filosófico del siglo XX en Europa, América Latina y el Caribe, para determinar cómo el debate generado en torno a las ideas repercutió en el desarrollo de las artes en dichos territorios.
En relación a la filosofía europea del siglo XX, se constató que existieron dos grandes escuelas antagónicas: la continental y analítica que, aunque con presupuestos teóricos contrastantes, tenían en común la concepción del lenguaje y la crítica a la tradición filosófica occidental. En este apartado, se comprobó la emergencia de nuevas disciplinas como los estudios culturales, múltiples e innovadores enfoques como los diversos feminismos, los estudios LGBT y Queer, los movimientos indígenas, antirracistas, antiglobalización, etc. Todas estas perspectivas, amparadas en una metodología interdisciplinaria, estimularon un sólido debate crítico en el siglo en cuestión, el cual fue crucial para la configuración del pensamiento contemporáneo, y el surgimiento de las vanguardias artísticas europeas. Se concluyó que el pensamiento filosófico de Europa, además, estuvo muy relacionado con las artes, generando una simbiosis entre ambos campos. En América Latina y el Caribe se estudió cómo en dichos territorios los filósofos se apoyaron en la búsqueda de la identidad propia, en contraposición a la antigua herencia colonial, y muchos de ellos adaptaron los paradigmas de pensadores europeos como Carlos Marx y Nietzsche al contexto social, histórico y político de cada país.
Al analizar las múltiples posturas en torno a las ideas del siglo XX, se consideró de gran relevancia para el desarrollo de esta investigación, el debate suscitado por las escuelas postcoloniales y descoloniales. Se observó que, a pesar de las diferencias y críticas suscitadas entre ellas, es palpable y común en ambas la crítica al eurocentrismo y la denuncia de las formas en que Occidente empuja a los sujetos de las ex colonias al ámbito de la (otredad). En ese sentido, a nivel metodológico, se defendió para desarrollar el análisis de las vanguardias teatrales dominicanas, ampararse en un enfoque descolonial, puesto que, a partir de dicho enfoque, se rompe con las posturas etnocéntricas de muchos teóricos del arte europeo y estadounidense, los cuales, en su mayoría, desarrollaron sus teorizaciones estéticas de espaldas a lo que ocurría a nivel artístico en otras latitudes.
A partir del análisis en relación a la panorámica filosófica del siglo XX, se observó que la esencia primordial de todas las ideas era la crítica y la revisión de la tradición precedente, en relación al devenir político de la humanidad, y esto posibilitó el surgimiento de la vanguardia en el arte.
Este trabajo realizó, además, un estudio genealógico del concepto de vanguardia, el cual estuvo en un principio supeditado al ámbito militar, y se extrapoló al mundo artístico. Existen grandes teóricos de la vanguardia que partieron del análisis del fenómeno en el ámbito pictórico, como son Peter Bürger y Hal Foster, cuyas obras se han convertido en clásicos de la teorización sobre la vanguardia. Se constató, al hacer un estudio de todos los autores de la vanguardia artística, que esta categoría es difícil de delimitar semánticamente, puesto que el fenómeno en sí en el arte no se dio de forma monolítica. De hecho, muchos de los famosos (ismos) de la vanguardia histórica, se negaban unos a otros. Sin embargo, se comprobó que, a pesar de ello, existen algunos elementos esenciales de la categoría de vanguardia, que pueden resumirse de la siguiente manera: ruptura con la tradición, cuestionamiento del arte en sí, postura de innovación y experimentación en el ámbito creativo. Otras cuestiones que esta investigación abordó en torno a las vanguardias artísticas, es cómo muchas de ellas buscaron relacionar el arte con la vida, y pusieron sobre la mesa la relación entre estética, política, historia, sociedad e historia.
Este estudio examinó las vanguardias teatrales a partir de tres ejes fundamentales: 1) Dramaturgia textual. 2) Metodología actoral. 3) Puesta en escena. De esta manera resultó más fácil delimitar y ampliar el campo de estudio, además de encontrar especificidades en cuanto a la escena vanguardista, tanto en Europa, América Latina y el Caribe.
Se constató que el teatro europeo de vanguardia; que abarca todo el siglo XX, a diferencia del mismo fenómeno en el arte pictórico, se caracterizó por la negación de la tradición teatral occidental. Para ello, muchos de los grandes reformadores de la escena bebieron de otras culturas como África, Asia y América Latina. En este sentido, se demostró que la ruptura y la innovación en el ámbito de la escena no se inició en Europa y luego pasó a los demás países, sino que la configuración de las diversas culturas no europeas fue crucial para el devenir de la vanguardia de Occidente. Muchos elementos utilizados por los reformadores de la escena europea, como la búsqueda del (acontecimiento), la crítica a la representación, el retorno a la ritualidad, estaban presentes de forma orgánica en las culturas originarias antes mencionadas. Sin embargo, en este sentido, se pudo palpar cómo muchos de los teóricos europeos y estadounidenses, parten de una visión etnocéntrica y absolutista para estudiar el devenir de la vanguardia teatral, razón por la cual, el enfoque descolonial fue necesario para observar, delimitar y estudiar la vanguardia teatral en América Latina y en el caso de esta investigación, la República Dominicana.
Después de observar las coordenadas del teatro de vanguardia europeo, se emprendió el estudio de la vanguardia teatral latinoamericana. Pero primero se realizó una pesquisa crítica en torno al mismo concepto de Latinoamérica. Se constató, a partir de los análisis de diversos autores, que el término de América Latina contiene en su nomenclatura semántica el pasado colonial, su herencia, y la mirada del hombre blanco europeo. Realizar tal estudio, desde un enfoque descolonial, permitió emprender de forma crítica el análisis de la vanguardia teatral latinoamericana, la cual, si bien es cierto que bebió de grandes reformadores europeos, pero adaptados a su configuración histórico- social y económica particular, haciendo que las concepciones e ideas de dichos maestros adquiriesen en el continente en cuestión otra perspectiva, también tuvo sus características propias. Por ejemplo, dichas vanguardias se ampararon en lo comunitario, en la postura política, en la búsqueda de un lenguaje propio, arraigado a las raíces culturales, a la defensa de lo ancestral, la cultura originaria, y su posterior mezcla con la española. En ese sentido, se estudió cómo el elemento de hibridez de América Latina, repercutió en el surgimiento de su vanguardia teatral, que buscaba poner en escena esos elementos culturales que la colonización subyugó, y que el neo colonialismo y las leyes de mercado global pretendían silenciar.
Esta investigación observó las coordenadas históricas esenciales de la República Dominicana para realizar el análisis de sus manifestaciones teatrales. Se mostró cómo el devenir histórico de la media isla caribeña ha sido el tránsito entre colonización, invasiones europeas y estadounidense, saqueo, expolio, genocidio, imposición cultural, crisis económica, independencia e inestabilidad política. Se demostró cómo todos estos factores repercutieron en la configuración del teatro dominicano y su posterior vanguardia escénica.
El proceso de investigación se vio obstaculizado en un principio por la poca bibliografía historiográfica y crítica en relación al teatro dominicano, fenómeno muy contrastante con la teatralidad en el resto del continente. Ante tal problemática, se optó por realizar entrevistas a todos los dramaturgos y directores más trascendentales de la República Dominicana, en las cuales se muestra sus concepciones escénicas, sus procesos creativos y sus obras más importantes. Dichas entrevistas han sido un documento inédito de gran relevancia para el desarrollo del proceso de análisis, y han sido troncales en el conjunto de la tesis.
En la genealogía de la escena dominicana, se observó que no existen pruebas de manifestaciones teatrales pre- colombinas, a diferencia de lo que ocurrió con los aztecas o los mayas, que sí poseyeron desarrolladas manifestaciones teatrales. Si bien es cierto que los taínos en lo que es hoy República Dominicana, realizaron rituales que pueden ser considerados como gérmenes de teatralidad, no se puede hablar de teatro en la media isla caribeña hasta la época de la colonización. El primer texto escrito fue el Entremés de Llerena, escrito por un canónigo criollo. Después de él, se dieron diversas manifestaciones teatrales, que fueron de carácter costumbrista, criollista, y estaban muy supeditadas a la tradición occidental.
La dictadura de Rafael Leonidas Trujillo (1930- 1961) fue un momento de estancamiento para las artes en general, pero sobre todo para el teatro en particular. De hecho, comprobamos que este último fue el campo artístico que más sufrió en dicho período, haciendo que la emergencia de la vanguardia tardara más que en otros territorios del Caribe hispano, e incluso más que otras manifestaciones como la literatura dominicana, cuya vanguardia se dio en la primera mitad del siglo XX.
Después de la muerte del dictador, el cual prohibió la representación de obras latinoamericanas en el país, ocurre una gran apertura de la escena, con la llegada de mucho teatro europeo y sobre todo latinoamericano.
Se observó cómo en la década de los 60s del siglo XX, algunos teatristas del país caribeño hicieron el intento de innovar y experimentar, en especial a nivel dramatúrgico. Sin embargo, fue palpable que dicha innovación estuvo supeditada en extremo a la impronta europea, y de espaldas a la configuración cultural del país, y las búsquedas propias de las vanguardias escénicas de América Latina y el Caribe. Esta investigación estudió las obras teatrales dominicanas más innovadoras del 1970, las cuales fueron defendidas como manifestaciones de la vanguardia escénica en la media isla caribeña. Se analizó cómo los teatristas de dicho período abandonaron el afán de imitar a la vanguardia teatral europea, y comenzaron a dialogar con las problemáticas políticas que acuciaban a la población, se dejaron influenciar de forma directa por la teatralidad vanguardista latinoamericana y caribeña. La vanguardia teatral dominicana de esta década tiene tres ejes principales: 1) La llegada de Rafael Villalona con su Nuevo Teatro, que cambió el paradigma actoral en el país, propiciando que los actores abandonasen el afán de hablar de forma castiza y, que explorasen la cadencia discursiva de los ciudadanos del país, además de representar sus vivencias, costumbres y creencias. Villalona estuvo muy influenciado por Stanislavski, y fue quien llevó y desarrolló dicho paradigma teatral a la isla, adaptándolo al contexto socio- cultural de esta.
Se reflexionó en torno al teatro popular y callejero como ejemplo de vanguardia teatral dominicana, primero porque este estuvo influenciado de manera directa por la vanguardia teatral latinoamericana, implementando técnicas como la creación colectiva. Se apoyó en los elementos más autóctonos de la cultura nacional, rompiendo con la visión tradicional hegemónica de la escena que existía en el país. A través del teatro popular y callejero, se representó en la escena dominicana a todos aquellos sujetos subalternos del país, invisibilizados históricamente por la élite dominicana, heredera del paradigma colonial.
El paradigma teatral (acrobático guerrero) de Haffe Serulle fue una rara avis dentro de la vanguardia teatral dominicana, y surgió en la década de los 70s. Se examinó una de las obras teatrales más importantes de dicho creador, al igual que se pudo reflexionar sobre las características propias del paradigma escénico de Serulle, que él mismo llamó (acrobático guerrero), el cual fue un aporte original del devenir escénico dominicano. El teatro de Haffe Serulle bebió de reformadores europeos como Meyerhold, pero el nivel de experimentación del primero fue tan grande que pudo desplegar múltiples elementos propios, muy arraigados a la configuración cultural del país, colocándolo en la estela de las más importantes innovaciones de la escena a nivel latinoamericano, caribeño y mundial.
A partir del análisis pormenorizado de las diversas obras, mezclado con los testimonios y opiniones de los sujetos entrevistados para esta investigación, se pudo concluir que el teatro dominicano de la década de los 70s fue un teatro comunitario, de marcado compromiso político, donde se manifestó el arraigo de la población con la tierra, su afán de alcanzar la identidad propia y de defenderla. Fue un teatro contestario y en marcada contra- posición con la hegemonía teatral dominicana de la época en cuestión.
En la década de 1980, el teatro dominicano adquirió otras formas de manifestarse. El férreo ímpetu revolucionario que guiaba a los teatristas de la década anterior, propiciado por la guerra de abril del 65, tuvo otros matices. Se comprobó cómo la mayoría de los creadores empezaron a innovar a nivel del lenguaje escénico y dramatúrgico. Pero al mismo tiempo, la tendencia comunitaria que fue un pilar fundamental de la vanguardia teatral de los años anteriores, se diluyó. Otro aspecto en torno al cual se llegó a reflexionar fue cómo los creadores en dicho período lucharon por institucionalizar su oficio, y desde dicha institucionalización, realizar un proceso de ruptura con la tradición escénica dominicana. Se concluyó que el mencionado fenómeno apartó por completo a la vanguardia teatral de los años en cuestión de la acepción de vanguardia europea, reflexión a la que se pudo llegar gracias al despliegue de una perspectiva descolonial del estudio.
La vanguardia teatral dominicana de los 80s fue mucho más heterogénea que su predecesora, más vasta y contrastante, donde se aglutinaron temáticas nunca antes abordadas por los teatristas, tales como la migración, la exaltación de la cultura afrocaribeña, la marginalidad, la negritud, y los prejuicios de la clase alta de la isla. A su vez, se constató una descentralización geográfica de la producción teatral del país, desplegándose en otros espacios fuera de la capital, lo cual produjo un mayor enriquecimiento de las propuestas. Otro aspecto importante de las obras de este período, fue el marcado eclecticismo desplegado en todo el territorio, sumado al diálogo entre los teatristas, lo cual repercutió en un mayor grado de profesionalización del movimiento teatral dominicano.
Si en la década de los 80s el teatro del país fue contrastante a la década anterior, fue palpable otro punto de giro del movimiento escénico a partir de 1990. Se analizó cómo el auge del capitalismo global en el país y el debilitamiento de las posturas comunistas que guiaban a la izquierda nacional, repercutieron de forma directa e indirecta en las nuevas búsquedas del teatro dominicano.
Este estudio examinó las obras emblemáticas de los teatristas más experimentales a partir de 1990, y se observó que el eje primordial de las búsquedas giraba en torno al cuerpo. Dichas pesquisas, aunque con matices diferenciadores, estuvieron directamente influenciadas por la impronta de la antropología teatral de Eugenio Barba. Los tres grandes vanguardistas de la escena dominicana durante el período mencionado fueron: Arturo López, Carlos Castro y Claudio Rivera. El primero, con su grupo Katarsis, era ecléctico, se apoyaba en la fragmentación del discurso oral y del texto, y es de los creadores mencionados el que más énfasis dio al laboratorio y al entrenamiento corporal. Castro, sin embargo, circunscribió su búsqueda en la presentación de la corporalidad de los sujetos marginales dominicanos, sus espectáculos eran marcadamente minimalistas, desprestigiando la espectacularidad. Rivera se centró en los códigos afroantillanos, presentes en la cultura dominicana, y a partir de dichos códigos emprendió la labor de encontrar nuevos lenguajes de la escena dominicana.
Un elemento que se analizó en cuanto al movimiento teatral de los 90s, fue la ausencia de creación colectiva, se comprobó un fuerte individualismo, mayor eclecticismo, hibridez en las propuestas, e incluso, una hegemonización de la experimentación teatral dominicana. Los temas marginales pasaron a formar parte de las historias, hubo visos de interdisciplinariedad, donde la danza y la música se convirtieron en elementos transversales de muchas propuestas, y aunque con cierta timidez, lo femenino y la disidencia sexual empezaron a ocupar su espacio en la escena nacional.
El aporte más importante de esta investigación ha sido comprobar la importancia de utilizar un enfoque descolonial y anti etnocéntrico en aras de profundizar en los análisis sobre el devenir teatral latinoamericano, caribeño y dominicano. Dicha perspectiva permitió demostrar la genealogía de la vanguardia escénica dominicana, la cual, de haber sido abordada a partir de las epistemologías teatrales occidentales o estadounidenses, no hubiese podido ser contrastada, delimitada y desglosada.
Nuestro estudio es un aporte innovador en el ámbito de los análisis sobre el devenir de las vanguardias escénicas a nivel mundial, en tanto que muestra nuevas aristas de las propuestas teatrales rupturistas de la media isla caribeña, lo cual permite generar inéditos enfoques de un término tan ambivalente como es el de vanguardia. A su vez, el pormenorizado estudio de la vanguardia teatral dominicana que representa esta investigación, significa un aporte relevante a la poca bibliografía historiográfica y crítica del teatro del país, rompiendo con la violencia epistémica que sitúa a los estudiosos de los espacios hegemónicos privilegiados de espaldas a lo que ocurre en geografías periféricas como la República Dominicana.
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