Conocer idiomas nos abre la puerta a nuevos mundos y experiencias. Nos conecta con gente diversa y nos permite desarrollar proyectos a nivel internacional (tanto personales como profesionales). Sin embargo, el poder del bilingüismo va más allá de los beneficios sociales que todos/as podemos fácilmente imaginar. El aprendizaje de idiomas ha demostrado ser una herramienta altamente eficaz para modular nuestra mente, y con ello, nuestro comportamiento. Contrariamente a la creencia inicial de que un bilingüe es la suma de dos monolingües (Grosjean, 1989), la clave para entender cómo el uso de varios idiomas acaba influyendo en nuestro cerebro es el fenómeno de la co-activación de lenguas y la necesidad de controlar dicha activación (Kroll et al., 2015). Cuando una persona conoce varios idiomas estos son activados paralelamente durante la comprensión o producción (¡incluso en situaciones donde solo se está utilizando uno de ellos!), así, es necesario emplear un mecanismo de control de lenguas que permita seleccionar el idioma adecuado en cada momento y reducir la activación del no deseado (Green, 1998; Kroll et al., 2008; Macizo, 2016).
Esta constante necesidad de controlar ambas lenguas da lugar a cambios estructurales y funcionales en el cerebro bilingüe (Abutalebi et al., 2012; Gold et al., 2013). Sin embargo, estos cambios no solo afectan a las redes cerebrales encargadas del control de lenguas, sino que también se extienden a otros sistemas neuronales relacionados con el control cognitivo de manera general (Anderson et al., 2018; Sulpizio et al., 2020). De este modo, durante las últimas décadas numerosos estudios se han centrado en explorar los efectos del bilingüismo en tareas no verbales, señalando la existencia de costes y beneficios a nivel cognitivo (Giezen et al., 2015; Noort et al., 2019; Marian & Spivey 2003; Morales et al., 2013, 2015).
No obstante, definir el bilingüismo es una cuestión compleja dada la variedad de factores que subyacen a este concepto. Así, muchas son las dudas que surgen cuando tratamos de caracterizar a una persona bilingüe: ¿Debo haber nacido y haber sido criado expuesto a las dos lenguas para ser considerado bilingüe o puedo aprender el idioma en la edad adulta y seguir siendo considerado bilingüe? En este último caso, ¿son bilingües solo quienes hablan dos lenguas con fluidez y sin acento? Entonces, ¿qué hay de quienes utilizan ambos idiomas en sus tareas cotidianas, aunque no lo hagan con tanta fluidez o tengan un fuerte acento? Estas cuestiones hacen ver que no existe una definición única que se ajuste a la variabilidad del espectro de la experiencia bilingüe (Costa, 2020). La edad de adquisición, la exposición, el uso del idioma, la frecuencia con la que se cambia entre ellos o el dominio son sólo algunos de los factores que definen a un bilingüe.
Curiosamente, el hecho de que en nuestro cerebro coexistan distintas lenguas tiene importantes repercusiones en nuestra forma de ver el mundo e interactuar con él. Podemos decir que el bilingüismo actúa como una lente que modula nuestras experiencias y cambia nuestra perspectiva en función de la lengua a través de la cual "estamos viendo". De hecho, existe un amplio abanico de estudios que han investigado cómo el idioma en el que realizamos ciertas actividades (ej., nuestro primer o segundo idioma) repercute en el procesamiento y ejecución de diversas tareas relacionadas con la toma de decisiones (Brouwer, 2021), la atención visual (Chabal & Marian, 2015), la percepción de emociones multisensoriales (Chen et al., 2022) o incluso con la memoria (Arndt & Beato, 2017; Marian et al., 2021).
Como vemos, dados los diferentes cambios a nivel cerebral que conlleva ser bilingüe, existe un interés creciente en estudiar cómo el bilingüismo impacta en los procesos cognitivos generales, así como en comprender cómo el idioma que utiliza una persona bilingüe afecta al desarrollo de sus actividades cotidianas. Sin embargo, hasta el momento, no hay estudios que hayan explorado los efectos del bilingüismo en una tarea tan esencial como es el recuerdo de intenciones futuras. La habilidad que nos permite recordar este tipo de intenciones es conocida como Memoria Prospectiva (MP) y se encuentra involucrada en la mayoría de tareas de nuestro día a día. Veamos un ejemplo: imagina que estás trabajando y recibes un mensaje de tu pareja pidiéndote que compres pan para la cena. Para recordarlo en tu "post-it mental" escribes "¡comprar pan!". Más tarde, inicias el camino a casa mientras escuchas tu podcast favorito. Sin embargo, durante el trayecto a casa debes prestar atención al entorno para localizar la panadería y llevar a cabo la intención previamente creada: comprar pan. La dificultad de este tipo de recuerdos radica en que debemos prestar atención al contexto para detectar cuándo es el momento adecuado para llevar a cabo la intención (es decir, cuándo veas la panadería) y pasar de la actividad principal (escuchar el podcast) a la intención previamente creada (comprar pan).
La idea central de esta investigación se basa en la asunción de que existen semejanzas entre este proceso de recuerdo de intenciones futuras y los procesos que los bilingües ponen en marcha cuando tienen que seleccionar el idioma adecuado en base a claves contextuales. Y es que, una persona bilingüe que vive en un contexto donde ambos idiomas son usados frecuentemente debe prestar atención al entorno para seleccionar el idioma adecuado en función de la situación (ej., el lugar en el que está, la persona con la que habla o el tema sobre el que está conversando). Esto les lleva a estar entrenados/as en procesos como observar el entorno en busca de pistas que indiquen qué idioma usar, detectar señales o pistas y cambiar de un idioma a otro cuando es requerido. Como adelantábamos, todos estos procesos se asemejan a los involucrados en la ejecución de tareas prospectivas (Scullin et al., 2015), lo cual nos lleva a pensar que las personas que conocen y usan dos idiomas podrían enfrentar este tipo de tareas de manera diferente a aquellos que únicamente manejan una lengua. Sin embargo, estos efectos del bilingüismo en el recuerdo de intenciones futuras podrían estar modulados por las demandas cognitivas impuestas por la tarea de MP, las cuales variarán en función de características como la naturaleza de las claves prospectivas (esto es, los eventos que indican el momento de ejecutar la intención) o el contexto lingüístico en el que se debe recordar la intención (ej., primer o segundo idioma).
Para estudiar este tipo de memoria en el laboratorio es común utilizar el paradigma de tarea basada en eventos (Einstein & McDaniel, 2005; Einstein et al., 1995). Este procedimiento consiste en pedirle a los/as participantes que completen una tarea continua (ej., una tarea de decisión léxica). Además, se les indica que deben recordar una tarea adicional, por ejemplo, pulsar una tecla específica cuando la imagen de una pelota aparece (clave prospectiva). Así, los/as participantes realizan la tarea continua pero, cuando la clave previamente codificada aparece, deben parar la actividad principal y realizar la intención prospectiva, en este caso pulsar la tecla. Es importante puntualizar que la aparición de la clave prospectiva se da en un porcentaje muy pequeño del total de ensayos (ej., un 10%).
De acuerdo con la Teoría Multiprocesos (McDaniel y Einstein, 2000), los procesos involucrados para recuperar la intención prospectiva pueden variar en función de la naturaleza de las claves prospectivas. Por un lado, hay claves que dan lugar a una "recuperación espontánea de la intención" sin la necesidad de involucrar procesos de monitorización (Einstein y McDaniel, 2005; Scullin et al., 2015). Estas son conocidas como claves focales y su procesamiento es similar al requerido para procesar la tarea continua. Por otro lado, existen claves no focales cuyo procesamiento requiere de recursos adicionales a los empleados para durante la tarea continua. Así, las claves no focales, en comparación con las focales, son mas demandantes a nivel cognitivo, lo que se traduce en una mayor dificultad y un peor desempeño (Cona et al., 2014; McDaniel et al., 2015).
Por este motivo, en la mayoría de los experimentos que conforman esta tesis se manipularon el tipo de claves utilizadas. Esta manipulación es especialmente interesante a nivel teórico puesto que permitió observar las habilidades de los bilingües para adaptarse a las demandas de la tarea.
Adicionalmente, en parte de los experimentos llevados a cabo, implementamos medidas electrofisiológicas (ej., EEG) para observar cómo el bilingüismo modula los correlatos neurales del recuerdo de intenciones futuras. Tradicionalmente, en la literatura de MP se han explorado diversos componentes asociados al procesamiento de tareas prospectivas (West, 2011). Por un lado, el componente N300 y positividad frontal han sido asociados a la detección de la señal prospectiva, así como a los procesos necesarios para cambiar de la tarea continua a la intención prospectiva (West & Ross-Munroe, 2002; Bissiachi et al., 2009). Por otro lado, los componentes P3b y ondas frontales lentas (entre otros) se han relacionado con procesos de recuperación de la intención durante el transcurso de la actividad continua y tras la aparición de la señal prospectiva (Hockey & Cutmore, 2021; Polich, 2007; West et al., 2003). En general, el uso de la técnica de EEG nos permitió disociar los efectos sobre los procesos prospectivos y retrospectivos de MP derivados de la experiencia bilingüe y de procesar la tarea en un segundo idioma.
En resumen, el propósito central de este trabajo fue estudiar los efectos del bilingüismo en Memoria Prospectiva. Para ello nos centramos en abordar dos objetivos generales: 1) Explorar cómo diversas experiencias lingüísticas influían en el procesamiento de tareas de MP; 2) Investigar cómo el contexto lingüístico en el que se realiza una tarea de MP (primer o segundo idioma) influía en los procesos de monitorización, detección de señales y cambio entre tipo de tareas. Para abordar dichos objetivos se diseñaron un total de cuatro experimentos, los cuales se encuentran publicados (Experimentos 1-3) o enviados para su publicación (Experimento 4). A continuación, pasamos a describirlos brevemente y señalar los principales hallazgos derivados de ellos.
En el Experimento 1 estudiamos el papel de las diversas experiencias bilingües en el procesamiento y la ejecución de tareas de MP. Para ello, comparamos el desempeño de participantes monolingües, bilingües tardíos y bilingües tempranos en una tarea prospectiva donde se manipuló la demanda de monitorización incluyendo claves focales y no focales. Simultáneamente, mientras los participantes completaban la tarea registramos su actividad cerebral. Curiosamente, fueron los datos de actividad cerebral los que claramente evidenciaron la mayor habilidad de los bilingües tempranos para adaptar las estrategias de monitorización en función de las demandas de las tareas. Concretamente, en los componentes N300 y P3b, se observó que los bilingües tempranos ponían en marcha en mayor medida procesos de detección de las señales prospectivas y de actualización de la intención futura en el transcurso de la tarea continua. A nivel comportamental, esto se reflejó en mayores tiempos de respuesta para los bilingües tempranos, en comparación con los bilingües tardíos y monolingües cuyos resultados (tanto comportamentales como de actividad cerebral) no difirieron.
Sin embargo, las evidencias más claras de un beneficio en MP derivado del conocimiento de idiomas fueron arrojadas por los hallazgos del Experimento 2. En este estudio, presentamos a nuestros participantes (monolingües y bilingües) una tarea de MP que debían completar en su primer idioma. Los participantes tenían que leer textos breves, los cuales siempre requerían actualizar una inferencia, y responder a una pregunta de comprensión después de cada uno de ellos. Además, se les pidió recordar una intención prospectiva. Así, cuando aparecían algunas claves previamente memorizadas (ej., la palabra collar o bicicleta), los participantes debían llevar a cabo la intención prospectiva (ej., pulsar una determinada tecla). Esta tarea fue diseñada para recrear la dificultad de un entorno lingüísticamente exigente, similar a aquellos a los que suelen estar expuestos los bilingües. Los resultados mostraron una clara ventaja de los/as participantes bilingües en el recuerdo de intenciones futuras. Específicamente, mostraron una mayor comprensión durante la lectura de los textos, así como mayor recuerdo de la intención prospectiva. Este patrón de resultados sugirió que las personas bilingües son más eficientes involucrando los procesos de monitorización, actualización y cambio requeridos tanto en la revisión del texto como en la ejecución de la tarea prospectiva.
En general, los resultados encontrados en los Experimentos 1 y 2, mostraron los efectos de la experiencia bilingüe en los diversos procesos involucrados en MP. Con el objetivo de profundizar en estos hallazgos y sus implicaciones teóricas, en el Experimento 4 nos propusimos explorar si los efectos de la práctica previa en cambio de idiomas se transferían a una tarea de MP. Para ello, seleccionamos a un grupo de bilingües de un contexto en el que no es frecuente el cambio entre idiomas (bilingües de contexto único). Así, este grupo realizó una practica en cambio de idiomas antes de la ejecución de la tarea de Memoria Prospectiva. Después, comparamos su ejecución en la tarea MP con un grupo de bilingües que tenían las mismas características, pero que no habían realizado dicha práctica en cambio de idiomas. Adicionalmente, registramos la actividad cerebral para observar los cambios neuronales asociados a esta manipulación.
Aunque a nivel comportamental no encontramos efectos relacionados con haber practicado el cambio entre idiomas, el patrón de resultados derivados de la actividad cerebral dio lugar a novedosos e interesantes hallazgos. En este estudio, quisimos explorar los correlatos neurales de los procesos prospectivos y retrospectivos implicados en el MP. Nuestra hipótesis era que los procesos de cambio afectarían a la monitorización y detección de la clave prospectiva mientras que los procesos de actualización y recuperación de la intención de memoria a largo plazo no se verían afectados. En concreto, seleccionamos los componentes N300 y positividad frontal para estudiar el conjunto de procesos relacionados con la detección de la clave prospectiva (Bissiachi et al., 2009, West, 2007), mientras que los componentes P3b y ondas frontales lentas se asumieron como correlatos de los procesos de MP relacionados con el mantenimiento y la recuperación de la intención de la memoria (Polich, 2007; West et al., 2003; Cona et al., 2014; Hockey & Cutmore, 2021). Tal y como esperábamos, nuestro patrón de resultados indicó que la práctica en cambio de idiomas moduló los componentes prospectivos (es decir, N300 y positividad frontal), pero no tuvo efectos en los retrospectivos (estos son, P3b y ondas frontales lentas), apoyando la idea de que el cambio frecuente de idiomas mejora los procesos de monitorización y detección de la clave prospectiva.
El segundo objetivo de esta tesis buscaba determinar cómo el contexto lingüístico (primer o segundo idioma) en el que se realizaba la tarea influía en su ejecución. Los Experimento 2 y 3 mostraron claras evidencias de un peor recuerdo de intenciones futuras derivado de trabajar en el idioma menos dominante.
Por ejemplo, en el Experimento 2 mencionado anteriormente, se les pidió a los/as bilingües que también completaran la tarea prospectiva en su segundo idioma. Los resultados mostraron que, además de una afectación general en la comprensión de los textos, tuvieron un peor recuerdo de intenciones cuando la tarea se hizo en el segundo idioma en comparación con cuando se completó en el idioma nativo. Así, podemos decir que cuando los/as bilingües trabajaron en su segundo idioma su desempeño fue similar al que observamos en monolingües trabajando en su idioma nativo. Específicamente se observó que el efecto de focalidad, esto es, la peor ejecución en la tarea más demandante (no focal) comparada con la tarea menos costosa (focal), se hizo patente para los bilingües en el segundo idioma, pero no en el primero. En conjunto, estos resultados muestran que el hecho de procesar una actividad en nuestro segundo idioma conlleva una sobrecarga cognitiva que deja pocos recursos disponibles para afrontar con éxito la tarea MP, por esto la ejecución se ve especialmente afectada en las tareas que requieren más recursos atencionales.
En esta línea, el Experimento 3 ayudó a definir las conclusiones derivadas de este estudio. En este experimento registramos la actividad cerebral para observar qué ocurre en los mecanismos cerebrales de MP cuando se trabaja en una lengua menos dominante. Con este objetivo, evaluamos a participantes bilingües a los que se les pidió que realizaran una tarea MP tanto en su primer como en su segundo idioma. No obstante, en esta ocasión se seleccionó como actividad continua una tarea de categorización léxica, la cual era menos compleja a nivel lingüístico en comparación con la utilizada en el Experimento 2 (compresión y revisión de textos). Por otro lado, de modo similar al Experimento 1, seleccionamos los componentes N300 y P3b para observar los efectos a nivel cerebral. Conductualmente observamos un peor desempeño en la tarea continua cuando se realizaba en el segundo idioma, apoyando los resultados previos a este respecto (Experimento 2). Sin embargo, al contrario que en el Experimento 2, no hubo diferencias en el recuerdo de intenciones, indicando que la aparición de estos efectos comportamentales puede depender de las características de la tarea (ej., complejidad lingüística). A pesar de esto, el patrón de actividad cerebral mostró un claro coste del procesamiento del segundo idioma en el componente P3b relacionado con procesos de memoria de trabajo que tienen que ver con la actualización y monitorización de la intención. Esto sugirió que son los procesos retrospectivos de MP los que se ven especialmente afectados cuando se trabaja en un idioma no nativo, mientras que aquellos de naturaleza más prospectiva (reflejados en el N300) no se ven tan influenciados.
CONCLUSIONES FINALES En términos generales, los hallazgos de esta tesis permiten mejorar nuestra comprensión de los procesos de control ejecutivo en bilingües (De Bruin, 2019; van den Noort et al., 2019), así como ampliar nuestro conocimiento sobre cómo funcionan los procesos subyacentes a la Memoria Prospectiva (Pepper & Hunter Ball, 2023). Los resultados observados en esta serie de experimentos concuerdan con nuestra hipótesis previa de que ser bilingüe puede influir en el procesamiento prospectivo. De este modo, nuestros resultados apoyan el papel del bilingüismo como un factor clave para modular nuestras mentes, reflejando sus efectos en nuestros cerebros y comportamientos (Antoniou, 2019). En este sentido, tras los primeros estudios que señalaron la existencia de ventajas cognitivas asociadas al bilingüismo (Bialystok, 2017; Kroll & Bialystok, 2013), en los últimos años esta asunción ha sido ampliamente puesta en cuestión (De Bruin et al., 2021; Lehtonen et al., 2018; Nichols et al., 2020; Paap, 2019). Por este motivo consideramos que, desde la investigación en Psicología y Neurociencia, debemos centrar los esfuerzos en clarificar los resultados mixtos entorno a la existencia o no de la llamada ¿ventaja bilingüe¿. Las conclusiones derivadas de este trabajo aportan nuevas evidencias sobré los costes y beneficios a nivel cognitivo que conlleva ser bilingüe. Sin embargo, es importante puntualizar que los efectos del bilingüismo en el recuerdo de intenciones futuras no se pueden reducir a la existencia de un coste o beneficio generalizado, pues estos efectos van a depender de una combinación de factores extrínsecos (ej., naturaleza de la tarea continua, focalidad de la clave prospectiva) e intrínsecos (ej., tipo de experiencia bilingüe, uso de los idiomas) que modularán cómo los bilingües realizan este tipo de tareas.
Por ejemplo, a través de los estudios que conforman esta tesis, observamos que los bilingües tienen un mejor rendimiento que los monolingües en MP cuando la tarea es lingüísticamente compleja. Así como una mayor actividad cerebral que aparece especialmente en las condiciones más exigentes, señalando la capacidad de los bilingües para ajustar sus estrategias de monitorización a las exigencias de la tarea. En este sentido, destacamos la importancia de las diversas experiencias bilingües como moduladoras de estos efectos. En concreto, los bilingües inmersos en (o expuestos a) contextos lingüísticos en los que se utilizan ambas lenguas de forma coordinada, presentaron una mayor capacidad para adaptar las estrategias cognitivas involucradas en el recuerdo futuro. Sin embargo, el patrón de diferencias en nuestros datos debidas al bilingüismo también cambió en función de las características de la tarea prospectiva (ej. la focalidad de la clave o el contexto lingüístico). Así, observamos claras evidencias de un peor recuerdo cuando las personas trabajan en su segunda lengua, lo que sugirió una sobrecarga en los recursos cognitivos de los bilingües para afrontar la intención prospectiva. Por último, a raíz de nuestros resultados sugerimos que el efecto del bilingüismo puede influir selectivamente en los procesos prospectivos y retrospectivos implicados en MP. Los hallazgos sobre el impacto de la práctica en cambio de idiomas en los procesos de detección de señales prospectivas, pero no en los asociados a la recuperación de la intención, indicaron la necesidad de seguir explorando en profundidad cómo ciertos factores asociados a la historia lingüística pueden impactar en los diferentes mecanismos de memoria.
En conjunto, esta tesis supone un punto de partida apasionante para seguir explorando las diferentes formas en las que el bilingüismo en concreto, y el lenguaje en general, modifican nuestro pensamiento y nuestra forma de recordar. Como futuras líneas de investigación, sugerimos desarrollar estudios centrados en estudiar este fenómeno a través de diferentes metodologías y nuevos enfoques.
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