La enfermedad de Alzheimer (EA) se caracteriza con una alteración de la función cerebral progresiva, con elevada incidencia en personas a partir de los 65 años. Esta demencia produce importantes cambios en la forma de habitar en las personas que la padecen. Estas alteraciones están provocadas por la desorientación, inseguridad, falta de control o limitación de autonomía dentro de su entorno, entre otras causas. Desde la arquitectura, en los últimos años, ha habido progresos en las mejoras habitacionales destinadas a la población con demencia y, en particular, a enfermos con EA. Sin embargo, las soluciones aplicadas en los edificios han estado básicamente centradas en la accesibilidad, con medidas destinadas a adaptar entornos por medio de recomendaciones que no diferencian los estados evolutivos de la EA. Esto se debe a que dichas soluciones no están derivadas de una caracterización de los usuarios, ni de una evaluación previa de los estímulos ambientales que repercuten sobre ellos. En la presente investigación se establece la hipótesis que el espacio y el entorno ambiental influye de manera directa sobre el usuario con EA en fase inicial. El objetivo de este trabajo es conocer cómo y determinar, cuantitativamente, cuáles son las variables que afectan a la estimulación sensorial, la orientación o el confort. Para alcanzar esa meta se ha diseñado una metodología en la que la persona es el centro de la investigación, empleando técnicas y ensayos diseñados específicamente para tal fin. Los resultados alcanzados permiten conocer algunos parámetros arquitectónicos que tienen la capacidad de influir en una muestra de personas con EA, evaluada en determinados entornos de la ciudad de Málaga. Con este conocimiento es posible enunciar una serie de criterios y pautas de diseño que posibilitan proyectar un entorno físico adaptado a las necesidades específicas que estos usuarios requieren en un lugar determinado.
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