El objetivo principal del estudio es comprobar que los alumnos que desarrollan competencias socio-emocionales mejoran en el reconocimiento y regulación de sus emociones, lo que va a repercutir en una mejora de las interacciones sociales entre iguales.
El estudio se llevó a cabo en el curso 2018/19, con la participación de 366 sujetos, con un total de 180 alumnos de tercero de Educación Infantil, de los cuales 90 estudiantes pertenecían a dos centros educativos experimentales, CEIP ¿Pérez de Hita¿ y CEIP ¿Virgen de la Huertas¿ y 90 alumnos pertenecientes a dos colegios controles, CEIP ¿San José¿ y CEIP ¿Ana Caicedo Richard¿ todos ellos de Lorca (Murcia), 155 familias de estos alumnos y 31 docentes que participaron en dicho estudio.
En los centros experimentales se implementó el Programa Anual de Inteligencia Emocional ¿EMOTI¿ (Hurtado y Salas, 2019) y los instrumentos de medida utilizados fueron el cuestionario dirigido a alumnos sobre competencia social (Caruana y Tercero, 2011) y la escala de observación y de evaluación del alumno sobre la identificación, percepción y concienciación de sus emociones, de elaboración propia; los cuestionarios dirigidos a las familias sobre convivencia escolar (Caruana y Tercero, 2011) y sobre la empatía infantil de sus hijos (Lawrence et al., 2004) y por último un cuestionario dirigido al profesorado sobre violencia escolar (Caruana y Tercero, 2011).
Respecto a la metodología, para el presente estudio se realizó un diseño cuasiexperimental pretest-postest con grupo control no equivalente. Los resultados obtenidos demuestran que, tras la aplicación del programa, los alumnos del grupo experimental interactúan entre sí de manera más sociable y expresan mejor sus emociones. En general, los alumnos del grupo experimental con respecto al control han mejorado, desarrollando menos conductas violentas, por lo que saben resolver situaciones de conflicto, lo que repercute muy positivamente en su desarrollo emocional y social. En cuanto a los dos cuestionarios dirigidos a las familias, uno sobre empatía infantil de sus hijos y otro de convivencia escolar, no existen diferencias significativas.
Por otro lado, en el cuestionario dirigido a profesores la percepción es positiva pero no significativa, en cuanto a la mejora de la violencia escolar en los centros, tras haber implementado el programa EMOTI en sus aulas.
También a nivel de género se han encontrado diferencias significativas en la expresión de las emociones sobre todo en lo referido a la emoción de miedo y tristeza a favor de las niñas frente a los niños.
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