Las ciudades portuarias se benefician de diseños innovadores a un ritmo más rápido que los asentamientos del interior, sirviendo como campos de prueba y laboratorios técnico-edilicios. Este fue el caso de las tecnologías edilicias y los pioneros que se arriesgaron a utilizarlas en la región rodeada del Mar Caribe y el Océano Atlántico. Estas obras fueron importantes exponentes de una evolución y revolución tecnológica, desde 1895-1930, enmarcados por la Revolución Industrial y las guerras que definieron el período.
Las tecnologías de construcción de principios del siglo XX que utilizaron el cemento pórtland, han sido poco estudiadas en los trópicos. Lograr un entendimiento del importante papel que jugaron los elementos arquitectónicos fabricados con materiales de vanguardia en esta época como las armaduras de acero, forman la base de este estudio, ya que promovieron la evolución de la arquitectura tropical, particularmente en Cuba. El diseño de componentes estructurales, fachadas e interiores fueron profundamente impactados por elementos arquitectónicos posibilitados por un molde con mezcla de cemento que permitió todo tipo de siluetas y formas y que facilitó la instalación, y proporcionó competitividad en costo.
Durante la última década del siglo XIX, tanto empresarios como artesanos de España y Estados Unidos emigraron al Caribe Hispano. Productos de cemento pórtland fueron inicialmente importados del Viejo Mundo hasta que se establecieron las primeras fábricas de cemento locales. Luego de la Guerra Hispano-cubano-americana de 1898, durante un período de crecimiento económico debido a la productividad y ventas del azúcar, hubo un aumento en los proyectos de construcción de cemento y aquellos con estructuras de acero estructural como nuevos materiales edilicios.
La instauración de un gobierno temporero por los E.E. U.U. en Cuba, proveyó un activo amanecer a la industrialización en la región y la inmigración de profesionales de la industria de la construcción. En las islas progresistas del Caribe Hispano, el furor por la "modernización" aumentó debido a los logros estructurales exitosos en los E.E. U.U. para esta época, donde edificios en ciudades como Chicago y Nueva York habían alcanzado nuevas alturas y estructuras mucho más ligeras construidas con esqueletos fabricados de acero. Durante este período de experimentación y riesgo descontrolado, el uso de elementos importados para edificar una estructura de acero sirvió como sustituto viable a la construcción tradicional. Esto ayudó a que se convirtiese en la tecnología preferida para la construcción de estructuras altas, ligeras, con menos divisiones interiores, grandes ventanales y a prueba de fuego y de huracanes.
Como resultado de estas iniciativas, entre los años 1899-1900, se estableció en La Habana la primera sucursal ultramar de los ingenieros estadounidenses Purdy & Henderson. Los esfuerzos y visión de esta empresa exitosa de diseño, compuesta por ingenieros y arquitectos talentosos y experimentados, los trajeron a Cuba, donde podrían establecerse con sus conocimientos vanguardistas y experiencia innovadora. Poco se ha escrito sobre la importante obra habanera de P&H, y esta tesis llena este vacío. Los primeros proyectos cubanos de esta compañía, que coincidieron con los años fundacionales de la República de Cuba, incluyeron múltiples edificios con estructura de acero revestidos con distintos materiales arquitectónicos. Entre estas estructuras emblemáticas se encuentran el Centro Gallego, el Capitolio, y el Hotel Nacional. Sus labores incluyeron una estrecha colaboración con arquitectos e ingenieros cubanos, sirviendoles como sus consultores.
A la vez, P&H incorporó servicios de construcción y supervisión de obras a esta sucursal de su empresa, e incluyó también la importación de materiales y equipos para proyectos. Sus contribuciones en Cuba (y específicamente en La Habana), como poder importante en la región, merecen el enfoque de esta tesis doctoral.
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