El presente trabajo constituye una aproximación al ateísmo tal y como surge en la Atenas del siglo V a. C. Frente a los enfoques de lo que cabe llamar «historia de los ateos», en estas páginas quiero hacer una contribución a la historia del ateísmo desde dos puntos de vista alternativos. En primer lugar, a través de la pregunta por la manera en que se conceptualiza la increencia en la Atenas de final del siglo V y qué consideración social había a propósito de la posibilidad de no creer en los dioses, así como sobre los individuos que se manifestaban de dicha manera. En segundo lugar, pretendo describir cuál era el estado del discurso ateo en este momento, teniendo en cuenta no solo cuáles podían ser los argumentos disponibles para defender la inexistencia de los dioses, sino también desde dónde evolucionan tales argumentos y cómo interactúan con las diferentes propuestas teístas que existían en la época.
Para responder a la primera cuestión, en primer lugar, presentamos un apartado de análisis del léxico irreligioso de la época, con particular atención a los compuestos formados por la adición de un prefijo negativo al sustantivo theos "atheos, dystheos y cognados", así como al lexema -seb- "asebeia, dyssebeia y cognados, fundamentalmente". Con ello, podemos obtener acceso a algunos aspectos de la conceptualización de la increencia y, además, la evolución semántica que presentan constituye en sí misma un indicio del surgimiento del ateísmo en la época. En segundo lugar, nos volvemos hacia los testimonios literarios para ver cómo aparece reflejada la increencia en las fuentes de la época. La confección de un catálogo de irreligiosos prototípicos "históricos y ficticios" y la extracción de sus características comunes nos permitirán reconstruir al irreligioso prototípico de la época, que se asocia con: los mitos de teomaquia, el estudio de los cielos, la especulación teológica, las teorías antropológicas, los sabios itinerantes, las posturas antidemocráticas y, finalmente, el peligro que suponen para la ciudad. El análisis de dicha figura y todas las facetas mencionadas nos permite, por un lado, asociar la configuración de la categoría de «increyente» con el proceso de creación de enemigos públicos que tiene lugar durante los episodios de pánico moral, lo cual nos da mucha información sobre el origen de la propia etiqueta de «increyente»; por otro lado, las actitudes y actividades intelectuales que se asocian con los individuos que no creen en los dioses y con las religiosidades marginales nos dan una pista de los ámbitos por los que discurría el discurso ateo en la época.
Con todo ello en mente, finalmente se examinan diferentes regiones del contexto intelectual de la época para intentar discernir en qué medida pudieron servir de herramientas conceptuales para el ateísmo y cuáles fueron los argumentos que generaron. En particular, se ha realizado un examen de: la filosofía natural, la teología racional, la crítica de la mitología, la crítica del ritual, el problema del mal y otros aspectos relacionados con la moralidad y, para terminar, las teorías antropológicas sobre el progreso y el origen de la religión. Esta segunda parte finaliza con un capítulo de síntesis en el que se describe el estado del debate ateo-teísta, se toman en consideración los diferentes tipos de ateísmo que aparecen en la época y se evalúan los efectos del ateísmo sobre el contexto intelectual y religioso de la Atenas del final del siglo V a. C.
La conclusión fundamental es la verificación de la hipótesis de que en la Atenas del siglo V a. C. existió un fenómeno susceptible de ser llamado, sin miedo a equívocos, ateísmo.
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