Resumen de Efecto de un programa de modificación de estilo de vida sobre la evolución ponderal y micronutrientes en obesidad severa intervenida por by-pass gástrico
La cirugía bariátrica es un enfoque eficaz para reducir rápidamente la obesidad mórbida y las comorbilidades asociadas. Sin embargo, aproximadamente una cuarta parte de los pacientes experimentan recurrencia de peso y comorbilidad, y tanto la obesidad como la cirugía bariátrica pueden provocar deficiencias de micronutrientes. La implementación de un Programa estructurado de Modificación del Estilo de vida (PME) podría mejorar la pérdida de peso y mejorar el estado de micronutrientes. Además, la utilización de probióticos en combinación con dietas hipocalóricas podría mejorar la pérdida de peso y los factores de riesgo cardiovascular. Metodología: un total de 121 pacientes con obesidad grave se sometieron a bypass gástrico en Y de Roux (BYPG). Entre ellos, 71 adhirieron a un PME que implicaba cambios alimentarios (dietas mediterráneas hipocalóricas y muy bajas en calorías) y ejercicios físicos (entrenamiento aeróbico y de resistencia) tanto antes como después de la cirugía, mientras que 50 pacientes siguieron un protocolo convencional. A lo largo de los procedimientos se realizaron mediciones antropométricas y cuantificaciones de parámetros serológicos. Resultados: La población del estudio fue principalmente mujeres (76,9%), con una edad promedio de 47,11 ± 9,68 y un índice de masa corporal (IMC) de 44,68 ± 5,08 kg/m2, se sometió a BYPG con un PME o a un procedimiento convencional. Antes de la cirugía, el grupo PME mostró reducciones significativas en el peso corporal (6,3%) e incremento de la fosforemia en comparación con el grupo control. Después del BYPG, el grupo PME demostró estancias hospitalarias más cortas y mayores reducciones del IMC (-16,12 kg/m2) que persistieron hasta 2 años tras la cirugía. Además, el grupo PME experimentó un aumento en el plasma niveles de vitamina D (14,79 ng/mL frente a 1,2 ng/mL) hasta 2 años, así como niveles elevados de ácido fólico (1,52 frente a −0,29 ng/mL) y fósforo (0,48 frente a 0,06 mg/dL) al 1 mes y 1 año después de la intervención, respectivamente. En particular, estos efectos fueron independientes de la pérdida de peso. Conclusiones: Iniciar un PME estructurado desde las primeras etapas de preparación de los pacientes para BYPG podría mejorar y ampliar los beneficios de la pérdida de peso e impactar positivamente el estado de los micronutrientes (vitamina D, fósforo y ácido fólico) en pacientes con obesidad. En estudios futuros, se podría valorar además el uso de terapias complementarias incluyendo otro tipo de dietas o regímenes, actividad física personalizada o adición de probióticos podrían ayudar a reducir las complicaciones perioperatorias y las comorbilidades asociadas
