La distancia anogenital (DAG) es una medida antropométrica que posee un gran potencial como marcador de desarrollo prenatal y se relaciona con la salud en los humanos. Presenta un dimorfismo sexual en mamíferos placentarios y está determinado por la influencia hormonal intrauterina, especialmente durante la “ventana de programación masculina” (semanas 8-14 de gestación). Hay evidencia de que la exposición intrauterina a eventos estresantes, disruptores endocrinos, fármacos y otros tóxicos puede repercutir sobre el desarrollo de la DAG y sobre la salud reproductiva en la edad adulta. La DAG se mantiene estable durante la edad adulta. Objetivos: 1) realizar una revisión sobre las aplicaciones clínicas y nomenclaturas relacionadas con la DAG, 2) evaluar si se producen cambios en la DAG durante el embarazo y 3) estudiar la relación entre la DAG, la frecuencia de episiotomía intraparto y la forma de finalización del parto. Material y método: se ha realizado una revisión bibliográfica sobre la evidencia disponible en relación con la DAG en humanos, aplicaciones clínicas y nomenclaturas. Además, se ha realizado un estudio observacional prospectivo en 214 mujeres gestantes. Se obtuvieron mediciones de la DAG (DAGAC: ano-clítoris; DAGAF: ano-horquilla), del peso e índice de masa corporal (IMC) en cada trimestre. Se estudiaron la relación entre la DAG, la forma de finalización del parto, la frecuencia de episiotomía y la influencia de la actividad física materna en el parto. Resultados: el desarrollo de la DAG podría verse modificado por la exposición intrauterina a sustancias que actúan como disruptores endocrinos durante la VPM de la gestación. Se ha relacionado una DAG acortada o alargada con diferentes patologías del aparato reproductor, tanto en varones como en mujeres. Además, esta distancia recibe diferentes nomenclaturas según el contexto de estudio: distancia anogenital, cuerpo perineal, hiato genital, etc. Se encontró que la DAGAC se fue alargando progresivamente durante el embarazo (primer trimestre (T1): 87,69 ± 13,14 mm; tercer trimestre (T3): 91,95 ± 13,25 mm; p< 0,001), mientras que la DAGAH no sufrió cambios significativos (T1: 28,37 ± 6,94 mm; T3: 28,94 ± 6,7 mm). Finalmente, al ajustar por IMC, ninguna de las medidas mostró una modificación estadísticamente significativa en los distintos trimestres. Además, los resultados del estudio realizado sugieren que valores de DAGAH en T1 por debajo de 25,89mm podrían indicar la necesidad de realizar una episiotomía (S 72% y E 50,5%) y valores de DAGAC en T3 por debajo de 89,75 mm podrían indicar la necesidad de realizar una episiotomía intraparto (S 92,3%, E 67,7% y VPN 94%). Se ha encontrado una correlación entre la DAGAH y la DAGAC en T3 y la frecuencia de parto eutócico. La DAGAC en T3, ajustada por peso materno, paridad y peso del recién nacido, con valores por debajo de 89,4 mm, podría indicar la necesidad de instrumentar el parto (AUC 0,75, S 62,5%, E 78,2% y VPN 80%). Nuestro estudio confirma que el parto instrumentado se correlaciona con mayor frecuencia de episiotomía. No hemos encontrado relación entre la actividad física materna y la episiotomía o el tipo de parto. Conclusión: nuestros hallazgos muestran que la DAG tiene implicaciones importantes en la práctica clínica y futura investigación. En la clínica, la medición de la DAG podría aportar precisión a los diagnósticos relacionados con el aparato reproductor, aunque convendría unificar la nomenclatura relacionada con esta medida. Además, los resultados sugieren que ni la DAGAH ni la DAGAC cambian durante el embarazo. La DAGAH, además, permitiría obtener una medida significativa en cualquier momento de la gestación sin necesidad de tener en cuenta el IMC y podría ser utilizada como biomarcador de la exposición hormonal fetal intraútero. Finalmente, la DAGAH en T1y la DAGAC en T3 ajustada por el peso materno¸ paridad y peso fetal podrían discriminar moderadamente la presencia de episiotomía y la DAGAH y la DAGAC en T3 podrían discriminar moderadamente la presencia de parto vaginal instrumentado.
Anogenital distance (AGD) is an anthropometric measure that has great potential as a marker of prenatal development and is related to health in humans. It presents sexual dimorphism in placental mammals and is determined by intrauterine hormonal influence, especially during the “male programming window” (weeks 8-14 of gestation). There is evidence that intrauterine exposure to stressful events, endocrine disruptors, drugs and other toxins can impact the development of AGD and reproductive health in adulthood. Furthermore, AGD is considered to remain stable during adulthood. Objectives of this thesis: 1) to carry out a review of the clinical applications and nomenclatures related to AGD, 2) to evaluate whether changes occur in AGD during pregnancy and 3) to study if there is a relationship between AGD and the frequency of intrapartum episiotomy and the method of finalisation of delivery. Material and method: a bibliographic review has been carried out on the available evidence in relation to AGD in humans, clinical applications and nomenclatures. In addition, a prospective observational study was carried out on 214 pregnant women. Measurements of AGD (AGDAC: anus-clitoris; AGDAF: anus-fork), weight and body mass index (BMI) were obtained in each trimester. The relationship between AGD, the method of finalisation of delivery, the frequency of episiotomy and the influence of maternal physical activity on childbirth were studied. Results: the development of AGD could be modified by intrauterine exposure to substances act as endocrine disruptors during the MPV of pregnancy. A shortened or elongated AGD has been related to different pathologies of the reproductive system. Furthermore, this distance receives different nomenclatures depending on the context of study: anogenital distance, perineal body, genital hiatus, etc. It was found that the AGDAC progressively lengthened during pregnancy (first trimester (T1): 87.69 ± 13.14 mm; third trimester (T3): 91.95 ± 13.25 mm; p< 0.001), while the DAGAF did not undergo significant changes (T1: 28.37 ± 6.94 mm; T3: 28.94 ± 6.7 mm). Finally, when adjusting to BMI, none of the measures showed a statistically significant change in the different quarters. Furthermore, the results of the study carried out suggest that AGDAF values in T1 below 25.89 mm could indicate the need to perform an episiotomy (S 72% and E 50.5%) and AGDAC values in T3 below 89.75 mm could indicate the need to perform an intrapartum episiotomy (S 92.3%, E 67.7% and NPV 94%). A correlation has been found between AGDAF and AGDAC in T3 and the frequency of eutocic delivery. The AGDAC in T3, adjusted to maternal weight, parity and weight of the newborn, with values below 89.4 mm, could indicate the need for an instrumental delivery (AUC 0.75, S 62.5%, E 78, 2% and NPV 80%). Our study confirms that instrumental delivery is correlated with a higher frequency of episiotomy. We have found no relationship between maternal physical activity and episiotomy or type of delivery. Conclusion: Our findings show that AGD has important implications for clinical practice and future research. In the clinic, the measurement of AGD could provide precision to diagnoses related to the reproductive system, although it would be advisable to unify the nomenclature related to this measurement. Furthermore, the results suggest that neither AGDAF nor AGDAC change during pregnancy. Furthermore, AGDAF would allow obtaining a significant measurement at any time during gestation without the need to take BMI into account and could be used as a biomarker of intrauterine fetal hormonal exposure. Finally, AGDAF in T1 and AGDAC in T3 adjusted for maternal weight, parity and fetal weight could moderately discriminate the presence of episiotomy and AGDAF and AGDAC in T3 could moderately discriminate the presence of instrumental vaginal delivery.
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