El “desarrollismo” surgió como un proyecto de política económica dentro de un sector de intelectuales y políticos que alcanzó amplia difusión (especialmente en los llamados “países periféricos”) durante las décadas de 1950 y 1960. El notable auge económico de posguerra y la división bipolar del mundo de la Guerra Fría, introdujo la posibilidad de la transformación de las estructuras económicas de los países “en vías de desarrollo” (eufemismo sesentista para clasificar a algunas de las naciones del Tercer Mundo) mediante el crecimiento económico sostenido (medido en términos del PBI) a partir de la industrialización de las otrora economías primarias-exportadoras. Pero crecimiento y desarrollo no tenían el mismo significado para todos los que lo empleaban. Los llamados “desarrollistas” – Arturo Frondizi y su asesor Rogelio Frigerio en Argentina; Juscelino Kubitschek y Helio Jaguaribe en Brasil y Kwame Nkrumah en Ghana¬ – afirmaban que el desarrollo implicaba que la industria pesada les aseguraría a estas naciones un lugar entre los países más poderosos del planeta. Kubitschek sostenía en 1956 que su objetivo era la expansión, el fomento y la instalación de las industrias que Brasil necesitaba para su total y verdadera liberación económica. Para Nkrumah “el desarrollo implicaba terminar con la pobreza, la ignorancia y la enfermedad en Ghana.
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