En una cultura occidental progresivamente secularizada, que durante mucho tiempo ha estado marcada por el positivismo y el cientificismo, que todavía ocupan un lugar relevante en ciertos ámbitos académicos y en la divulgación científica, no es extraño que a no pocas personas les sea imposible ubicar la fe en el campo de la discusión epistemológica, ni atisbar a pensarla como forma de conocimiento. Para muchos hoy la fe es una expresión de inmadurez e incapacidad, un mero sentimiento infantil, o como expresara Nietzsche "una alienación de sí mismo, la abdicación del propio ser". Se la considera incompatible con el pensamiento científico, ya que sería el resultado de posturas ingenuas y dogmáticas o de ilusiones irracionales. Otros la ven como un mero sentimiento de trascendencia, que ayuda a las personas a vivir mejor, como una realidad que pertenece al mundo de la mera opinión subjetiva, donde no es posible tener certeza alguna, ni pretensiones de racionalidad, ni mucho menos de verdad. En esta línea autores del protestantismo como Schleiermacher y Karl Barth han contribuido a una separación radical entre fe y razón, en clara oposición a todo intento de llegar a Dios mediante la razón5. Por otra parte, la crisis de la metafísica occidental, después de los embates del empirismo, del positivismo, del análisis lingüístico, del marxismo, del pensamiento de Nietzsche, del racionalismo crítico, de la hermenéutica y la filosofía postmoderna, nos sitúa en un horizonte intelectual donde solo pueden pensarse las cuestiones religiosas desde coordenadas “postmetafísicas” o limitándose a discusiones de análisis del lenguaje6. Sin embargo, esta situación ha llevado a asumir metafísicas inconfesadas7 o a abandonar las preguntas metafísicas. Xavier Zubiri entendió que era necesario formular una nueva metafísica en diálogo con la ciencia, que respondiera al reto del pensamiento contemporáneo; buscando superar las formas de idealismo y de realismo, se abrió camino por la fenomenología, pero radicalizó el análisis fenomenológico en un pensar metafísico y riguroso, en diálogo crítico con toda la tradición filosófica occidental y con la física y la biología del siglo XX. Su trabajo se enfoca en una nueva filosofía de la inteligencia (noología) y en una nueva filosofía de la realidad (reología). Desde aquí surgirá un nuevo modo de comprender los grandes problemas filosóficos, particularmente el problema de Dios y al hombre mismo. Esta investigación aborda el acceso a Dios desde la filosofía de la religión de Xavier Zubiri, partiendo de su modo original de plantear el problema de Dios y sus concepciones sobre la fe, la inteligencia y la experiencia teologal del hombre.
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