“Portavoces de Sabiduría”... este título, que tomamos prestado al Pbro. Scarponi, creemos que es el que mejor define a Jacques Maritain, y no es azaroso que aparezca en plural. Adentrarnos en el pensamiento y la obra de Jacques Maritain supone comenzar una reflexión filosófica en torno a un autor que nunca estuvo solo. Como él bien dijese, nadie filosofa sólo. Sean sus mayores o sus contemporáneos, la reflexión filosófica es un diálogo, y Jacques Maritain primordialmente mantuvo dicho diálogo con su esposa Raïssa, de quien decía: “sólo en el paraíso sabré lo que le debo”.1 La reflexión filosófica de Jacques y Raïssa Maritain no nació de un estudio teórico sino de la propia experiencia de vida en diálogo con los grandes maestros espirituales. Surge del debate cultural y de la amistad con artistas, poetas e intelectuales de América y Europa. Sus amigos - a quienes tantos capítulos dedicó Raïssa en Les Grandes Amitiés -, sus maestros – aquellos que hicieron posible, aun desde las sombras, que Jacques y Raïssa encontrasen en “el Maestro Tomás de Aquino” la guía intelectual, y cada uno de los que pasaron por sus vidas, dejaron en nuestros autores una huella profunda, que supieron conservar y seguir, y que se hizo presente en cada reflexión. Esta apertura hacia lo otro, causada por la sed de verdad, marcó marcó toda la vida y la obra de los Maritain, y fue gracias a esa búsqueda incansable que encontraron ese “Otro” tan esperado.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados