Los procesos de adsorción de gases sobre superficies sólidas desempeñan un papel fundamental en catálisis heterogénea (1-3). Cuando los reactivos y los productos de la reacción constituyen una fase gaseosa y la función de catalizador es desempeñada por una superficie sólida, los reactivos han de ser adsorbidos sobre esta superficie, pueden disociarse, agruparse o difundirse en ella y, finalmente, los productos resultantes deben desorberse. Es evidente que el mecanismo detallado según ocurren cada una de estas etapas afecta de modo importante al proceso total. Pero existe además otro aspecto, previo al del desarrollo de la reacción química de adsorción - desorción aparece como factor decisivo. En efecto, la naturaleza activa de la superficie como catalizador o soporte de catalizadores depende esencialmente de su preparación, que, en general, implica procedimientos químicos complejos. A menudo las superficies obtenidas aparecen �contaminadas� por especies no deseables para el posterior uno de aquellas y hay que intentar su eliminación. Esta eliminación es a veces relativamente sencilla, pero en ciertos casos es muy difícil, pudiendo algunas especies quedar adsorbidas en la superficie, incluso cuando se aplican temperaturas y vacíos elevados. Si la desorción de estas especies se llevara a cabo de manera uniforme y de forma total, se obtendría una superficie donde los átomos se dispondrían de modo regular, de acuerdo con la estructura del sólido subyacente y el plano de corte de la superficie. Sin embargo, habitualmente el proceso de desorción tiene lugar de manera que se crean defectos en la regularidad de la superficie, dependiendo del modo en que ésta sea tratada y, además, si se invierten las condiciones de tratamiento, frecuentemente no se regeneran las condiciones iníciales. Esto es, las propiedades de la superficie dependen de su �historia�. En la función ulterior de la superficie como catalizador o soporte de catalizadores los defectos en la regularidad superficial desempeñan un papel importante, ya que dichas irregularidades pueden originar disminuciones o aumentos de carga locales y debilitamiento o reforzamiento de ciertos enlaces, lo que hace que sean precisamente algunos de estos defectos los que se comportan como sitios activos en los procesos de catálisis. Es decir, la existencia de defectos puede no ya ser indeseable, sino conveniente en muchos casos.
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