Desde la publicación de Rayuela en el año 1963, la obra de Julio Cortázar ha sido objeto de estudio por parte de numerosos críticos, que se han acercado a ella desde las perspectivas más diversas, de tal modo que puede decirse que la mayor parte de las corrientes de crítica literaria de nuestro siglo han encontrado un desarrollo práctico en el análisis de la obra de Cortázar. Esta multiplicación de los ensayos, hasta el punto de resultar prácticamente inabarcables, y la pluralidad y diversidad de enfoques, han enriquecido enormemente el análisis de la obra del autor argentino, tanto de su cuentística como de su novElística. Sin embargo, este impresionante crecimiento no se ha visto acompañado -en términos generales- de una reflexión sobre la propia crítica, de un análisis de los diferentes métodos aplicados y de confrontación y valoración de los resultados, sino que dicha crítica ha seguido un proceso de generación espontánea, llegando a tal volumen, que, consciente o incoscientemente, se está viendo abocada -en alguna medida- a la repetición y, de seguir la progresión, quizá a la esterilidad. Por todo ello, hemos creído interesante -ante la tentación de volver a exponer una crítica más- recapitular lo realizado hasta ahora. Es decir, este trabajo se propone, recordando un título de Todorov, realizar una "crítica de la crítica", un análisis de la interpretaciones críticas de una parte importante de la obra de Julio Cortázar, de sus relatos. El análisis de los diferentes modelos interpretativos aplicados a los relatos de Julio Cortázar constituye la base y el punto de partida de este trabajo. Sin embargo, no ha sido nuestra intención detenernos únicamente en este nivel descriptivo, sino que, a partir de él, hemos intentado una proyección posterior, de carácter más teórico, hacia algunos problemas fundamentales de la hermenéutica literaria, como la dificultad de fijar y "clausurar"
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