El 19 de noviembre de 2002 el petrolero Prestige rompió su casco a 130 millas náuticas de la costa gallega derramando unas 40000 toneladas de fuel. A lo largo de las semanas siguientes 22000 más llegaron a la costa en forma de tres mareas negras. El accidente ocasionó una conmoción generalizada dada la importancia y riqueza ecológica de las rias gallegas. Un elevado número de personas se movilizaron para colaborar en las tareas de recuperación de las zonas y fauna afectadas, posicionándose como integrantes de una población expuesta y potencialmente afectada por los efectos del fuel. En este trabajo se han analizado dichos efectos en una población de 240 individuos: 60 voluntarios (expuestos 5 dias) 60 trabajadores de recogida de fuel (4 meses) 60 trabajadores que emplearon hidrolimpiadoras (3 meses) y 60 controles. Los niveles de exposición se determinaron mediante el análisis de los compuestos orgánicos volátiles ambientales (VOC) y los metales pesados presentes en sangre. Se utilizaron como biomarcadores de efecto a nivel genotóxico el ensayo del cometa, el test de micronúcleos y los intercambios entre cromátidas hermanas, y a nivel endrocrino los niveles plasmáticos de prolactina y cortisol, teniendo en cuenta la posible influencia de factores individuales fisológicos, de hábitos de consumo y genotípicos sobre la susceptibilidad ante el daño causado por la exposición.
Tras el análisis se han observado niveles considerables de VOC en las muestras de aire, y las concentraciones de metales pesados en sangre reflejan la existencia de una exposición interna. Se ha obtenido un incremento en los niveles de daño en el ADN en los individuos expuestos. En cuanto a la toxicidad endocrina, los resultados sugieren que la mezcla de xenobióticos presentes en el fuel del Prestige induce alteraciones en el estatus hormonal, pudiendo ser considerado como un disruptor endocrino.
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