La expresión de la forma estructura descansa en una serie de signos distintivos capaces de contener información que nuestro sistema perceptivo capta y que nuestra razón interpreta desde el fondo cognitivo que la experiencia ha dejado. Esos signos se articulan en un lenguaje particular que dota a la estructura de una relevancia singular en el campo de la creación de la arquitectura. Se atiende así a un proceso de acercamiento a la estructura como hecho subjetivo en el que participan lo cognitivo, lo afectivo y lo volitivo, un proceso en el que toda la lógica matemática no es más que el sustento operativo de una razón que conoce y comprende la realidad que representa. Alterar la anónima valoración de aquello que en el cálculo se vuelve objetivo por una subjetiva apreciación del sentido estructural. Una estructura que se olvida del número para convertirse en fenómeno de emociones, en eso que esta tesis se ha llamado el juego sabio, correcto y magnífico de las formas en equilibrio con la gravedad. Indagar en estos signos, en los factores perceptivos capaces de contener información, permite articular un adecuado proceso de conformación de una obra de arquitectura que conoce su estructura y que encuentra en ella una nueva vía de comunicación. El proceso de ideación, formalización y materialización que va desde la idea inicial a la construcción final se debe al tratamiento efectivo de esa serie de recursos que permiten trasladar de manera adecuada el mensaje de la adecuación entre forma y estructura. Surgen esas estrategias de conformación que permiten acompañar a un simple sistema estructural de esos factores de percepción que de una u otra manera pueden afectar nuestros sentidos Se traslada el análisis a un archivo visual de más de 400 obras desarrolladas en este recién iniciado siglo, llevando así la identificación de estos factores determinantes a un tiempo en el que cualquier forma parece posible en la arquitectura y en el que la novedad y el poder lo visual pretenden imponerse a cualquier otro valor. Se descubre así la atemporalidad de esos factores en los que siempre descansará la apreciación del hecho resistente. La extensión de referencias permite generar un catálogo de arquitectura contemporánea en el que la estructura resulta un valor especialmente notorio por su singular tratamiento. Lo físico de la forma, la física particular de unos materiales, la técnica que los sustenta y la tecnología que posibilita su desarrollo son analizados como factores ligados a un concepto temporal de estilo que determina una particular vida de las formas estructuradas. Un estilo que está llegando a un epílogo que señala la necesidad de acudir a nuevos recursos de composición que indagan en ramas tan distantes como el biomorfismo o la arquitectura genética , abandonando la idea de modelos formales por la de nuevos modelos de organización.
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