La técnica del vaciado en yeso, mediante moldes rígidos, también conocidos como moldes a piezas, ha sido trascendental para el conocimiento de la Historia del Arte hasta el punto de haber sido el vehículo gracias al que conocemos la escultura griega mediante las copias romanas en mármol, realizadas a partir de vaciados en yeso.
A lo largo de la historia, el gusto estético de cada época ha hecho resurgir la antigüedad clásica con una inusitada fuerza, que fijaba en las obras de este periodo el modelo a seguir por los nuevos artistas, iniciándose esta admiración en la propia Roma del siglo XVI, donde se vivió un auténtico furor por lo clásico que no tardó en extenderse al resto de Europa. Coronas como la española envió a la capital italiana a Diego Velázquez para hacerse con los yesos de las esculturas más famosas que se encontraban dispersas en las distintas colecciones de las nobles familias italianas y que habrían de destinarse a la decoración del Alcázar madrileño.
Nuestra propia ciudad, Sevilla, durante el siglo XVI, vivió con especial ímpetu esta admiración por lo clásico que se vio impulsada por el incipiente humanismo sevillano, que encabezado por la figura de Don Fadrique, ayuda a la introducción de los gustos italianizantes que acompañaran a la producción artista de la escuela sevillana caracterizada por un sentido de equilibrio y de belleza de hondas raíces neoplatónicas.
Este resurgir de lo clásico, en el que el vaciado junto a la estampa, juega un papel fundamental, se perpetuará en Europa hasta finales del siglo XIX, marcando fuertemente las nuevas creaciones artísticas producidas por artistas en cuya formación se hacía indispensable el uso de los yesos, que eran estudiados, dibujados y ensalzados como modelo supremo de juicio artístico. Este hecho propició la formación de grandes colecciones reunidas, en la mayoría de los casos, con una vocación docente, como la recopilada por el pintor Antonio Rafael Mengs y posteriormente donada a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que la utiliza como vehículo del "buen gusto", enviando diversas copias a las recién creadas escuelas provinciales, como la Real Escuela de Tres Nobles Artes de Sevilla, pudiéndose establecer en este envío realizado en torno a 1777 el origen de la colección de vaciados de esta antigua escuela, que hoy se haya fragmentada entre la Escuela de Arte y la Universidad de Sevilla.
Estos yesos, que debido entre otras cosas a su condición de copias, vieron depreciado su valor ya a finales del siglo XIX, principios del XX, se han convertido hoy en piezas históricas, que convenientemente estudiadas pueden arrojar una gran cantidad de información, adquiriendo el estatus de documento histórico y por tanto haciéndolos merecedores de tratamientos conservativos y de restauración basados en los criterios de reversibilidad, legibilidad y respeto al original aplicados a cualquier obra de arte. En este sentido los avances logrados por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando han iniciado el camino en los difíciles tratamientos aplicables a una superficie tan delicada como es el yeso. Será en este marco de estudios, iniciado por la academia madrileña, donde se desarrolle este trabajo, que aborda por primera vez un catálogo de la colección en el que se recogen tanto datos técnicos como el estado de conservación de los yesos sevillanos, que constituyen una de las mejores colecciones europeas.
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