Las diferencias significativas que existen entre los sexos afectan a la prevalencia, incidencia y severidad de una amplia gama de enfermedades y condiciones. Hombres y mujeres también difieren en su respuesta al tratamiento farmacológico. Con lo cual, es esencial entender estas diferencias con el fin de realizar adecuadamente la evaluación de riesgos y diseñar tratamientos seguros y eficaces.
Basándonos en la hipótesis de que existe un comportamiento farmacocinético y farmacodinámico diferente en hombres y mujeres que además puede ocasionar menor eficacia terapéutica así como mayor número de eventos adversos, este trabajo pretende evaluar las diferencias relacionadas con el sexo en cuanto a farmacocinética, criterios de bioequivalencia, variabilidad entre sexos y seguridad, en los estudios de bioequivalencia realizados en la Unidad de Ensayos Clínicos del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Universitario de La Princesa.
Se analizaron un total de 40 ensayos de bioequivalencia, cruzados, de dosis única, realizados durante los años 2000 a 2011 en la Unidad de Ensayos Clínicos del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Universitario de la Princesa (tabla 1), en los cuales se incluyeron 1492 voluntarios (744 mujeres y 748 hombres).
Como resultados observamos que más del 40% de los sujetos que se presenta a un ensayo clínico de bioequivalencia no son incluidos, no existiendo diferencias entre hombres y mujeres. Entre los motivos de exclusión, los hombres presentan más alteraciones en la bioquímica y las mujeres más alteraciones en el hemograma. Las diferencias en los parámetros farmacocinéticos entre hombres y mujeres que aparecen en la mayoría de los estudios se deben a la diferencia de peso. La inclusión de ambos sexos no altera la evaluación de la bioequivalencia y cuando se analizan hombres y mujeres por separado, el número de ensayos que salen bioequivalentes es similar en ambos grupos. Además, la variabilidad de los parámetros cinéticos en hombres y mujeres es similar en el 26% de los estudios, mayor en hombres en el 38% y mayor en mujeres en el 36%. Y por último, en cuanto a los datos de seguridad, la incidencia de acontecimientos adversos y reacciones adversas son mayores en las mujeres que además presentan un mayor número de reacciones adversas de intensidad moderada que los hombres. El grupo terapéutico que presenta un número más alto de reacciones adversas es el de fármacos del sistema nervioso, siendo el síntoma más frecuente la somnolencia.
Por tanto como conclusión final se deben incluir sujetos de ambos sexos en los estudios de bioequivalencia porque no supone ningún problema metodológico ni de seguridad
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