Arte, ciencia e industria en la arquitectura madrileña, 1870-1936: (Hierro, acero y hormigón armado como agentes renovadores)

• Autores: José Antonio Sebastián Maestre
• Directores de la Tesis: Aurora Rabanal Yus (dir. tes.)
• Lectura: En la Universidad Autónoma de Madrid ( España ) en 2016
• Idioma: español
• Tribunal Calificador de la Tesis: Carlos Reyero Hermosilla (presid.), Ana Ávila (secret.), María Pilar Poblador Muga (voc.), Mónica Vázquez Astorga (voc.), Luis Sazatornil Ruiz (voc.)
• Materias:
  • Historia
    • Historias por especialidades
      • Historia de la arquitectura
  • Ciencias de las artes y las letras
    • Arquitectura
• Enlaces
  • Tesis en acceso abierto en: Biblos-e Archivo
• Resumen

  • Al reflexionar sobre la arquitectura de la gran ciudad, la metrópoli, pensamos de inmediato en una de las creaciones más extraordinarias a las que ha podido llegar el hombre a través de su existencia en sociedad. Pero también en un tipo de producto que es consecuencia natural de la efervescente industrialización del mundo, de las fuerzas organizadas de producción, del desarrollo de la estructura económica de los tiempos modernos y del dinamismo que, desde el siglo XIX, arrastró al cambio a todos y cada uno de los elementos constituyentes de la humanidad. Punto, a partir del cual, la esencia misma de la arquitectura se reveló y se regeneró en base a las necesidades vitales de su tiempo, a las exigencias de funcionalidad, utilidad y economía; pero, ante todo, y como aspecto más importante para el desarrollo de esta investigación, por el pacto que estableció con la máquina, la técnica y con los materiales científicos nuevos. Elementos que ya no procedían de la propia naturaleza de la tierra, sino de la producción a gran escala que había previsto esta época de inercia claramente moderna y progresista.

    Arte, Ciencia e Industria, aunque en la actualidad parezca falaz la separación entre estos tres términos, y no nos sorprenda su ensamblaje a pesar de lo presuntamente antagónico de sus significados, ni tampoco nos alarme la implicación de cada uno de ellos con la arquitectura madrileña comprendida entre 1870 y 1936; la realidad parecía bien distinta en aquellos primeros años, cuando el ruido y el polvo de las minas y el calor sofocante de las fábricas estremecía aún a determinados círculos sociales y profesionales. Sin embargo, y a pesar de ello, Ciencia e Industria se definieron desde temprano, y tras el arrastre de esa Revolución Industrial que todo lo hacía seguro y convulso al mismo tiempo, como las garantes del futuro para la población, la energía impulsora de todos y cada uno de los propósitos de la sociedad, el amparo de las aspiraciones empresariales, y el mejor aval para dar forma a los intereses de la, cada vez más, dilatada población.