Aunque el acervo cultural libio goza de gran importancia y reconocimiento en el mundo, fraguado a lo largo de los muchos siglos de historia, principalmente en las riberas del Mediterráneo, cimentadas a partir del período de dominio otomano y continuando con la dominio italiano y la influencia inglesa, yo, como investigador, me pregunto si estas colonizaciones han apoyado la pintura y el arte desarrollados en sus países de origen, por qué en Libia no continuaron con la misma línea que permitiese crear unas bases de desarrollo artístico al objeto de atraer y apoyar a los artistas nacionales cuestión sobre la cual me hubiera gustado profundizar. Por tanto, hablar de la pintura libia contemporánea resulta un tanto embarazoso debido a las escasez informativa durante la colonización y el dominio a lo largo de muchas décadas (desde finales del s. XIX hasta mediados del XX) a los estuvo sometida la nación. En las condiciones socio-económicas en las que estaba sumida Libia, más preocupada en mejorar sus condiciones de vida que en potenciar el progreso cultural y artístico del territorio nacional, era imposible que pudiera aflorar la cultura. Hemos hecho referencia a la escuela de Artes y Oficios Islámica, creada durante el dominio otomano en 1895, la cual se encargaba de divulgar aspectos culturales por medio de la artesanía, orfebrería, la decoración, música...; si bien la escuela se preocupaba por promover el arte de la cultura tradicional, no introdujo y abordo el arte pictórico en el currículum de aprendizaje, manteniendo una postura inmovilista respecto a otras regiones de su entorno. Como hemos dicho, en Turquía, raíz del imperio otomano, sí existían manifestaciones culturales pictóricas, y, dentro de este entroncado entramado, algunos personajes de origen libio, que, por diversas circunstancias residían en Estambul, ejercieron una auténtica labor creativa, pero no profesional, dentro del mundo plástico, en el que alcanzaron un cierto nivel artístico. Caso a destacar es el de militar del ejército turco Mohamed Laga, quien, través de sus trabajos pictóricos de reconocida calidad -que por desgracia no han llegado a Libia debido a la ausencia de estudios sobre este personaje-. En mi tesis reivindico a Laga como pintor libio, aunque la mayor parte de su existencia estuviese vinculada a Turquía, pero en sus producciones plásticas encontramos temáticas de paisajes y motivos de Trípoli.
En el período de dominio del fascismo italiano tampoco se estimuló el desarrollo artístico de la pintura y otras artes, a excepción de las construcciones arquitectónicas, como queda reflejado en las plazas de Trípoli (fuente de los caballos, fuente de la gacela...).
En la tesis se hace un recorrido cultural e histórico a través de los hechos y acontecimientos de la pintura del país. En el trabajo analicaremos la historia contemporánea del arte pictórico libio, intentando plasmar todos los movimientos pictóricos a lo largo del siglo XX. Gracias a esta exposición, pretendo dar a conocer este arte en la sociedad libia, así como ubicar la pintura libia dentro de un marco universal pictórico. En la investigación queremos afianzar un conocimiento sólido del arte de nuestro joven país, hallar los puntos más sobresalientes y analizar los fracasos artísticos producidos a lo largo de estos años. Decir también que el movimiento pictórico está aún en un estado incipiente y le queda mucho camino por recorrer, a la vez que está en riesgo de desaparecer debido a diversas amenazas que se ciernen sobre él.
Visualizar y reflexionar sobre la historia de la pintura libia actual, nos permite establecer un gran interés por ella gracias a sus fuentes culturales y la riqueza histórico que comienza con las cuevas del Tasili. El pintor libio fue capaz de captar e inspirarse en manifestaciones culturales primitivas tanto de la zona Sur del país como la establecida en las riberas del Mediterráneo hasta el día de hoy. De esta forma, los pintores nos incitaron a observar y deleitarnos en una realidad cultural de nuestro pasado, dándonos la posibilidad de interpretar las producciones plásticas que ellos pretendieron en su reivindicación de una concepción estilística de un pasado olvidado, buscando potenciar el interés plástico que plasmaron.
Por otro lado, los pintores libios han buscado otras fuentes estéticas y plásticas de inspiración, abordando la culturas clásicas (griega, romana y bizantina), islámica y tradicional con las que se encuentra plenamente identificado. Durante la investigación he constatado que de entre las culturas clásicas, sólo la romana ha ejercido una patente influencia en la producción pictórica, pues las manifestaciones artísticas griega y bizantina no experimentaron el auge suficiente para poder incidir en la posterior pintura del país al quedar restringida a ámbitos más escolásticos. No ocurre lo mismo con el arte romano, que suficientemente representado en los museos arqueológicos de muchas ciudades, especialmente en la ciudad romana de Liptis Magna y en el museo Alsaraya Alhamra, situado en el corazón de la capital, donde se conservan los mejores mosaicos y estatuas y bustos. El arte romano ha ejercido una notable influencia en el corazón cultural de los artistas y la población en general. Destacar dentro de este contexto a Mohamed Abea, máximo exponente, a mi entender, de plasmar la cultura romana a través de sus caras que nos rememoran los mosaicos romanos antiguos.
En cuanto al arte islámico a principios del siglo XX, la influencia es mucho más directa y fructífera que la de períodos anteriores (principalmente en arquitectura, ornamentación, tapices y caligrafía...), debido al apoyo conseguido por el imperio otomano, que estaba interesado en divulgar las fuentes artísticas y religiosas islámicas en unos países donde la religión y la cultura y la política están íntimamente relacionados, al contrario de lo que ocurre en el Occidente actual. De esta forma, se puede apreciar que la producción estético-plástico libia está empapada de una manera directa o subliminal de la tradición religiosa por aquellos entonces.
En otro orden de cosas, el arte de la caligrafía constituye una manifestación plástica más cercana a la población, que está presente tanto a nivel particular (domicilios y viviendas) como a nivel global (entornos de trabajo, oficinas, hoteles, hospitales...), pues este modo de expresión ayuda a establecer la idiosincrasia cultural árabe y musulmana, otorgando un halo espiritual coránico. Ahora bien, desde una perspectiva occidental, la estética de la caligrafía árabe es meramente artística y cultural, y, por tanto, sus autores, los calígrafos, son auténticos hacedores del arte, visión está cada vez más arraigada en el mundo árabe. A partir de los años 70 se separaron los calígrafos de los profesionales que interpretaban la letra árabe desde un concepto estético plástico y creativo. No quiero decir que haya existido siempre una disyuntiva ante ambas tendencias, es decir, los pintores inspirados en la caligrafía han estado siempre ligados e influidos por los principales maestros caligráficos. Gracias a estos últimos difundieron por todo el territorio libio la caligrafía aprendida en Egipto y en otros país. Fundaron escuelas de enseñanza siguiendo unos sistemas o patrones así como profundas bases técnicas adquiridas en sus largos años de aprendizaje y que se traducen en la enseñanza de temas religiosos, poesía, refranes, entre otras temáticas. En realidad, su aportación sólo se ciñó a estos aspectos, pero, desde un punto de vista estético y plástico, no han aportado nada al enriquecimiento pictórico. No obstante, cabe reseñar que los pintores contemporáneos libios han focalizado la letras como un elemento fundamental en sus creaciones plásticas, tal y como queda reflejado en el pintor Ali Omar Ermes y otros contemporáneos suyos, que introdujeron las fuentes de la caligrafía como forma estética. Desarrollaron su nivel expresivo y concibieron la plástica resultante con un talante más individualista y no sólo religioso. En su simbolismo mediante la semántica del lenguaje se puede apreciar una doble lectura, cuyo espectador viaja al pasado y al tiempo presente.
Es verdad que la tradición musulmana está muy presente en toda la sociedad libia y empuja de manera constante los hechos artísticos bajo esta consideración político-social y religiosa, pero en ciertos pintores he observado sentirse muy afortunados por poder enfocar y dar a conocer sus ideas en un entorno hostil, permitiéndoles realizar indagaciones estilísticas más allá de los datos visuales de sus recuerdos atávicos. Por medio de esta conjunción (indagación y recuerdos) desarrollan un arte con un amplio contenido subliminal. La forma de interpretar el arte les ayuda a poder comercializar sus producciones plásticas, las cuales son ampliamente reconocidas por diversos sectores sociales.
En definitiva, podemos concluir con perspectiva estilística ; que los movimientos estéticos desarrollados en mi país tras la II Guerra Mundial en el ámbito de la pintura , los podemos extrapolar a creaciones, innovaciones e incluso vanguardias tanto de Oriente como de Occidente. No debemos olvidar la importancia que ha tenido y tiene para el pintor Libio encontrar fuentes estético-plásticas más allá de sus fronteras, aportando desde sus raíces islámicas y culturales a la pintura contemporánea , un sutil equilibrio entre las dos civilizaciones. Es cierto que el tema ha supuesto para el artista una motivación importantísima arraigada en sus vivencias autóctonas, pero no ha quedado inmerso en la narración, y ha ido trascendiendo plásticamente en virtud de la búsqueda de su propia identidad .Recordemos como ejemplo la importancia de la caligrafía y su incardinación en el espíritu creador Libio, que formando parte del lenguaje pictórico y que constituye un punto de correspondencia íntima entre el pintor y su pensamiento.
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