Resumen México al igual que muchos países duplicó el número de adultos mayores en las últimas décadas, pasando de 5 a 11.7 millones de 1990 a 2014. Cabe señalar que al interior de este grupo de edad, se visualizan diversas etapas de desarrollo que marcan estilos de vida diferenciados, toda vez que se hace evidente la pérdida gradual de capacidades motrices y cognoscitivas conforme avanza la edad. De las personas de 60 años y más que se estimaron para 2014, 31.5% están en una etapa de prevejez (60 a 64 años); 41.1% se encuentran en una vejez funcional (65 a 74 años); 12.3% está en una vejez plena (75 a 79 años) y 15.1% transita por una vejez avanzada (80 años y más) (Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2014).
El envejecimiento plantea a la vez problemas y oportunidades. Sin duda impondrá una gran carga sobre los sistemas de pensiones y seguridad social, aumentará la demanda de atención de problemas agudos y de atención primaria de salud, requerirá un personal sanitario más numeroso y mejor capacitado y aumentará la necesidad de asistencia a largo plazo, en particular para hacer frente a la demencia (Organización Mundial de la Salud, 2015). Castañeda (2015) señala que el paciente geriátrico es un paciente de especiales características en el que confluyen características propias del envejecimiento fisiológico y las formas especiales de presentación de las patologías, lo que hace necesaria una valoración especial, la Valoración Geriátrica Integral (VGI), la cual permite de una manera global valorar las características de éste tipo de pacientes que se escaparían de una valoración clínica usual, que comprende sólo anamnesis y exploración física. Si bien la vejez no es una enfermedad, en esta etapa de la vida aumentan los riegos de enfermar o de perder la autonomía y la funcionalidad; en consecuencia, requiere de mucha atención y cuidado (Villarreal & Month, 2012). La VGI constituye la forma más razonable de aproximarse al adulto mayor desde cualquier nivel de atención y esencial su aplicación para mejorar su calidad de vida. Los adultos mayores frágiles corren peligro de perder aquello que más estiman en el ámbito de la salud, su autonomía personal (Cortes, Villarreal, Galicia, Martínez, Vargas, 2011). La valoración Geriátrica Integral ha de adaptarse al sujeto y al entorno para que sea realmente útil. La exhaustividad de la valoración y su relevancia es el producto de las necesidades del paciente y la pericia del clínico. Ha de ser aplicable tanto en la fase aguda como en la fase crónica de la enfermedad y debe poderse realizar tanto en el domicilio del paciente como en la consulta externa, en el hospital, en la residencia de ancianos, en la unidad de rehabilitación o en la sala de psiquiatría (Ariño, Benavent, 2015).
RESULTADOS. Los resultados de esta investigación muestran que la valoración del adulto mayor es fundamental, ya que permite detectar algunas necesidades del anciano priorizando las mismas. Los resultados mostraron que un poco más de la mitad de la población correspondió al género femenino, en relación al estado civil se encontró que 58.8% eran viudos, separados y divorciados. En la Valoración Geriátrica Integral en el aspecto funcional se encontró que casi en su totalidad (96.5%) los adultos mayores son independientes siendo capaces de realizar actividades de autocuidado como higiene, alimentación y baño además de ser continentes para deposición y micción, los resultados son importantes si se considera la autonomía como un sinónimo de salud. En el aspecto mental se encontró en el aspecto cognitivo que la mayor parte de los adultos mayores presento un funcionamiento mental normal (85.9%) mientras que en el aspecto afectivo, los resultados mostraron que 28.2% presento depresión y de estos.
CONCLUSIONES. Considerando los cambios anatómicos y funcionales de los órganos y sistemas del organismo presentados en la vejez, se puede concluir que este grupo de adultos mayores se han adaptado a los cambios propios de la edad, su capacidad funcional es buena, afrontan positivamente los cambios, manteniendo su autonomía y un funcionamiento mental normal en el aspecto cognitivo; Roy establece en su teoría de adaptación que este tipo de respuesta favorece, a su vez, la integridad de la persona y fomenta la salud.El aspecto nutricional fue el aspecto más afectado en esta población estudiada, se encontraron datos muy alarmantes ya que la gran mayoría (87.1%) de los adultos mayores presento riesgo nutricional alto, 85.9% refirieron no siempre tener dinero suficiente para comprar la comida, mientras que cerca de la mitad (43.5%) presentan problemas dentales que hacen difícil comer. En la valoración socio familiar se encontró que 85.9% de los adultos mayores presentaron una aceptable situación familiar sin embargo 12.9% riesgo social y 1.2% problema social.
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