El envejecimiento progresivo que está experimentando la población mundial conlleva una serie de retos que se deben afrontar para lograr un adecuado encaje de este colectivo en la sociedad. En este sentido, las personas mayores muestran una serie de deterioro cognitivos que se pueden considerar normales para la edad, pero que pueden tener un impacto negativo en el desarrollo de una vida independiente, con el coste que implica también a nivel social, por lo que, una vez lograda una mayor esperanza de vida, lo que se trata de alcanzar es una mayor esperanza de vida libre de discapacidad.
Entre estos deterioros asociados al envejecimiento normal se encuentran alteraciones en memoria, funcionamiento ejecutivo, lenguaje y otras áreas, si bien, estos no ocurren en todas las personas a la misma edad ni con igual intensidad. Muchos estudios parecen indicar la existencia de una reserva cognitiva, generada a lo largo de la vida y que parece ayudar a hacer frente a los cambios morfológicos y funcionales que experimenta el cerebro con la edad, logrando que tenga menos impacto en el funcionamiento cognitivo. Dentro de una serie de posibles fuentes generadores de esta reserva se encuentra la educación formal y la realización de actividades cognitivamente estimulantes (ACEs). Sin embargo, aun quedan dudas de cual es la relación de estas fuentes con el funcionamiento cognitivo en general y de algunas funciones en particular.
Para ahondar en estas relaciones, se creó una herramienta para la medición de la frecuencia de realización de ACEs usando una muestra de 368 personas mayores (media de edad = 65.94, Sd=6.80) y se observó el impacto que la práctica de estas actividades tiene sobre el nivel de varias funciones cognitivas en un momento puntual, y posteriormente, en la evolución de su estado tras dos años.
Se seleccionaron 28 ítems habitualmente empleados en la literatura como representativos de las ACES, aplicando análisis de componentes principales y análisis factorial confirmatorio para la construcción del instrumento. La escala resultante estuvo compuesta por un componente de 10 ítems que reflejaban actividades relacionadas con la novedad y estimulación de la cognición, con unos índices adecuados de ajuste de los datos y buena consistencia interna (α = 0.75). Las puntuaciones obtenidas en la escala se relacionaron con un mejor estado de la memoria episódica, recuerdo aleatorio y función ejecutiva en el inicio del estudio.
Sin embargo, su impacto sobre la evolución resulta más limitado, centrándose únicamente en los procesos de recuperación mnésica a largo plazo y el acceso léxico. Al analizar un subgrupo de personas mayores “mayores” (n=52, media de edad=74.1, Sd=3.6) si se observó un efecto de la práctica de ACEs en la relación entre edad y la memoria episódica.
Se considera que las frecuencia de realización de ACEs puede tener un efecto en el retraso de las alteraciones cognitivas normales de la edad, aunque diferente según la edad y el tipo de función estudiada.
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