La presente tesis quiere analizar si una institución como la Universidad, formalmente igualitaria, sede de la ciencia, la objetividad, la racionalidad, mantiene mecanismos de cierre y exclusión social que dificultan el acceso de las mujeres a la docencia universitaria, y de las profesoras a la promoción, especialmente la promoción al cuerpo de catedráticos de universidad, produciendo y reproducción lo que conocemos como techos de cristal.
La conquista de las tarimas universitarias no se realiza al mismo ritmo que cabría esperar analizados los datos de egresados universitarios femeninos. Se comprueba a la luz de los datos que a mayor nivel educativo menor presencia femenina entre el profesorado. Igualmente, se acredita que las profesoras se concentran en determinadas ramas de conocimiento (segregación horizontal) y en determinadas categorías docentes (segregación vertical) .
La proporción de profesorado femenino en la ULE ha sido y es superior a la de la media nacional, alcanzándose la paridad en el curso 2008-2009. No hay correspondencia entre los porcentajes de profesorado y alumnado femenino. Se produce una segregación horizontal: las profesoras de la ULE están presentes en determinadas ramas de conocimiento y ausentes en otras. Y también se produce una segregación vertical: a mayor categoría docente, menor número de profesoras. La proporción de catedráticas es inferior a la media nacional. Por cada 2,22 profesores titulares hay un catedrático, mientras que por cada 9,20 profesoras titulares hay una catedrática: existencia del techo de cristal. Las catedráticas han percibido menos apoyo institucional que los catedráticos y sienten cómo las responsabilidades familiares inciden en sus trayectorias laborales. Ha sido principalmente su esfuerzo el que ha permitido llegar a esta posición.
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