La fractura de cadera es una patología frecuente entre los ancianos, que conlleva una gran morbimortalidad y un enorme deterioro de la calidad de vida.
Hemos estudiado a 110 pacientes consecutivos con esta fractura.
La mayoría de los pacientes presenta una considerable comorbilidad y una marcada polimedicación. Más de la mitad desarrollaron alguna complicación médica intrahospitalaria.
Al ingreso, los enfermos presentaron con gran frecuencia recuentos bajos de linfocitos, metabolitos de la vitamina D y marcadores bioquímicos nutricionales: la mayoría cumplían criterios de malnutrición proteica. La malnutrición calórica y la mixta fueron menos frecuentes.
La mortalidad hospitalaria, tras una estancia media de 12,6 días, fue de 6,4%. A los 3 meses fallecieron el 11,8% y al año el 19,4% de los pacientes.
Además, tras la fractura se produce un importante deterioro funcional, que persite al año. Sólo el 39% de los enfermos recupera totalmente al año el nivel funcional prefractura el 27,6% encamados.
La mayor edad, el peor nivel funcional previo, la mayor comorbilidad, las complicaciones intrahospitalarias y el encamamiento al alta predisponen a una mayor mortalidad precoz y tardía, a una falta de recuperación funcional al año, y excepto la edad, los mismos factores predisponen a la situación de encamamiento al año.
La malnutrición proteica se asoció a una mayor tasa de complicaciones intrahospitalarias.
La malnutrición calórica y/o proteica se asoció a una mayor mortalidad precoz y tardía, a una falta de recuperación funcional al año y a la situación de encamamiento al año.
Los factores médicos marcan el pronóstico vital y funcional del pacientes.
Por tanto es necesario que el paciente con fractura de cadera sea atendido por un equipo mixto médico-quirúrgico.
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