Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Resumen de El origen de la gobernanza global y su propósito: la justicia social

Gina Giraldo Hernández

  • El título de la tesis es “El origen de la gobernanza global y su propósito: la justicia social”. La hipótesis de la que parte indica que “Los esfuerzos de la gobernanza global por definir reglas de juego, pueden contribuir a incrementar los niveles de justicia social”. El Objetivo Principal es: “Reflexionar sobre cómo puede contribuir la gobernanza global a incrementar la justicia social”. Los Objetivos específicos son: 1. Analizar el actual equilibrio de poderes a nivel mundial, teniendo en cuenta el surgimiento de nuevos actores (empresas y organizaciones cívicas) y la pérdida de protagonismo del Estado. 2. Analizar mecanismos que permitan recuperar la legitimidad democrática de las decisiones tomadas por diversas instancias y que afectan al conjunto de los ciudadanos del mundo, para garantizar la justicia. En su parte metodológica la investigación se apoyó en consulta documental y el análisis de textos, de autores como Adela Cortina, Jesús Conill, Domingo García Marza, Amartya Sen, David Held, Ulrich Beck, Thomas Pogge y Joseph Stiglitz, entre otros. Estructuré la tesis en tres partes: La primera parte identifica el origen de la gobernanza global en la globalización, al señalar sus principales consecuencias tales como: el cambio del vínculo entre la democracia y el Estado, el cambio en la percepción de seguridad de los seres humanos, el incremento de la desigualdad, la necesidad de un mayor desarrollo institucional apoyado en una Liga de Naciones. También se reflexiona sobre el propósito de la gobernanza global, al resaltar que la responsabilidad de garantizar la justicia está tanto en el ámbito nacional como en el global, y se reconoce la importancia de los Derechos Humanos, por considerarse un asunto de carácter prioritario, al convertirse en exigencias éticas; así mismo se plantea la necesidad de desarrollar capacidades en las personas, para que cada una pueda elegir según sus prioridades. En la Segunda Parte de la tesis se analiza la nueva estructura de poder mundial y su legitimidad democrática. Se reflexiona sobre la pérdida de protagonismo del Estado, que sigue siendo importante para garantizar la justicia distributiva y representar a sus ciudadanos en el plano internacional; y el incremento de la capacidad de decisión de los miembros de la sociedad civil, esto es, empresas y organizaciones cívicas solidarias; se destacan, así mismo, el surgimiento del ciudadano global como nuevo sujeto político, y la consolidación de una opinión pública mundial. La Tercera Parte evalúa iniciativas para la justicia social, entre las que se encuentran: la integración del nacionalismo y el cosmopolitismo, para combinar el interés local con el universal; la necesidad de promover una democracia radical, que exige combinar varias formas de democracia, al conservar la representativa y promover la deliberativa, para que el ciudadano pueda manifestar cuáles son sus expectativas, y también; la implementación de un Parlamento Mundial que ratifique los acuerdos logrados en los espacios de deliberación, para recuperar la legitimidad de las decisiones que se toman en la esfera global. En tercer lugar se destaca la importancia de construir una ética cívica transnacional que exige la combinación de varios enfoques filosóficos, con sus principios: El principio kantiano de no instrumentalización, que implica el respeto a la dignidad de todos los seres humanos; el principio del empoderamiento, previsto en el enfoque de las capacidades, promovido por Amartya Sen; el principio del diálogo para llegar a acuerdos sobre aquello que puede interesarle a todos, promovido por la ética del discurso; el principio de la responsabilidad, que reconoce la vulnerabilidad de los seres humanos, que deben ser cuidados, planteado por Hans Jonas; el principio de la justicia distributiva, que integra los cuatro enfoques anteriores y se apoya en la compasión y en el reconocimiento recíproco entre los seres humanos, previsto en la ética de la justicia cordial, promovido por Adela Cortina. Entre las conclusiones, se destaca que la justificación ética de la gobernanza global es la justicia social, por tanto, ese debe ser su propósito. La globalización no es una opción sino una realidad, por tanto, el esfuerzo debe concentrarse en que sus beneficios puedan ser disfrutados por el conjunto de los ciudadanos del mundo. Tener en cuenta que se presentan varios efectos de la globalización que a su vez se convierten en importantes fuentes de conflicto y ponen en peligro la paz del mundo, por esta razón, constituyen asuntos o problemas de carácter global que deben ser atendidos de forma cooperativa por los diversos actores globales. Atender estos asuntos implica: Disminuir la sensación de riesgo global, disminuir los niveles de desigualdad, incrementar los niveles de democracia en el mundo para mejorar la legitimidad y fortalecer las instituciones que permitan hacerlo realidad. Teniendo en cuenta la hipótesis inicial: La gobernanza global sí puede contribuir a incrementar la justicia social, pero es preciso agregar al poder la voluntad por parte de todos los actores sociales y, así, disminuir los efectos negativos de la globalización y de esta forma contribuir a garantizar la justicia para todos los ciudadanos del mundo.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus