La necesidad de esta tesis surge de indagar la posible presencia de la artista dandy dentro del propio desarrollo del fenómeno llamado dandysmo, aunque surgido como actitud en el siglo XIX ha tenido su propia expansión en el siglo XX, donde especialmente en el periodo de entreguerras se ha encontrado esta actitud estética y vital en cuatro autoras elegidas en este estudio: Baronesa Elsa von Freytag-Loringhoven (1874-1927), Djuna Barnes(1892-1982), Florine Stettheimer (1871 - 1944 ) y Romaine Brooks (1874-1970). Se indagará a través de ellas, ya no sólo la posibilidad o no de la mujer dandy, sino la confirmación desde la ortodoxia de los textos originales que el dandysmo desde su fundación, equiparó a hombres y a mujeres, a mujeres no normalizadas por la supuesta optimización burguesa, y se construyó él mismo contra la idea de género. Un contragénero donde el dandy, el artista de la vida moderna, es una mujer en ciertos aspectos, y la dandy, la artista de la vida moderna, será un hombre en ciertos aspectos. Es por ello que las dandys romperán la dicotomía entre los géneros, pero, y además, romperán la distinción entre aquellos objetos que podían, sin duda, ser considerados arte y aquellos que no, pues para ellas, su arte no será otra cosa que su vida, su misma auto-construcción, su aristocrático yo-como-arte. Ese yo-como-arte, prefabricado, decidido y previsto, inaugurará cierto accionismo que leeremos como proto-historia del performance, un género éste cuyos orígenes encontramos en estas vidas conscientemente teatralizadas que inauguran la modernidad. En todas estas acciones, en este hacerse heroico en una sociedad en decadencia, se verá la verdadera actitud de la modernidad. Será pues esta rebeldía metafísica, esta negatividad acumulada primero y desplegada después, la que permitirá incluir a estas dandys dentro de la autonomía moderna, una autonomía que quería cuestionar la "normalidad" burguesa.
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