Fundamento: La citología del líquido pleural (LP) es poco sensible y tiene dificultades para diferenciar entre mesotelioma maligno (MPM) y adenocarcinoma (ADC) pulmonar o linfoma de tuberculosis (TBC). Objetivo: Descubrir “perfiles proteómicos” en el LP que diferencien dichas entidades. Material y métodos: Utilizamos una micromatriz con 120 biomarcadores proteínicos relacionados con tumores sobre muestras de LP de 70 pacientes (29 MPM, 29 ADC y 12 linfomas con ADA pleural elevada). La abundancia relativa de los biomarcadores comparada con 35 sujetos con DP secundario a TBC nos permitió establecer una huella molecular para las diferentes etiologías. Validamos los resultados mediante técnicas de ELISA en una cohorte independiente de 102 pacientes. Resultados: La combinación de 4 proteínas (proteína C reactiva (PCR), MMP-9, condroitín sulfato y catepsina B) distinguió entre derrames pleurales malignos y benignos (TBC) con una sensibilidad del 94,9% y especificidad 84,7%. En la validación, alcanzaron una sensibilidad del 95% y especificidad del 100%. Entre MPM y ADC, la combinación de 4 proteínas (CA15.3, CA19.9, kalikreína 12 y MMP-3) obtuvo una sensibilidad del 82,8% y una especificidad del 89,7%. En la validación un score que incluyó el CA19.9, kalikreína 12 y CA15.3 alcanzó una sensibilidad del 65% y especificidad del 100%. La catepsina B, en la cohorte inicial, discriminó entre DP secundario a linfomas y TBC con sensibilidad del 100% y especificidad del 83,3%. En el grupo de validación, esta proteína obtuvo una baja especificidad (62%) a pesar de su alta sensibilidad (95%). Conclusiones: Un perfil proteómico diferencia DPM de benigno y MPM de ADC mediante técnicas de ELISA. La catepsina B no discrimina la TBC del linfoma de manera eficaz.
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