Un método alternativo al uso de acaricidas en la lucha contra Ornithodoros erraticus sería el desarrollo de una vacuna frente a este argásido transmisor del virus de la Peste porcina africana. Con dicho fin, se evaluó el valor vacunal de sus antígenos salivales y de sus antígenos ocultos del tubo digestivo. De los antígenos salivales, sólo uno de 20 kDa indujo respuestas protectoras que bloquearon la alimentación de la garrapata en un 70%. Sin embargo, este componente sólo fue reconocido por una minoría de los cerdos vacunados, aun cuando se intentó forzar su reconocimiento por diversos métodos. El no reconocimiento por la mayoría de los animales, atribuido a su base genética o a factores extrínsecos de difícil determinación, le restó valor como antígeno vacunal. Otros componentes salivales de peso molecular inferior a 15 Kda, que son no inmunogénicos en condiciones naturales (previsiblemente por poseer actividades inmunomoduladoras), poseen valor protector potencial, pero la demostración de esto pasa por lograr su reconocimiento por el sistema inmunitario de los cerdos, objetivo que, aunque se abordó, no pudo lograrse en esta tesis. Al contrario que con los antígenos salivales, con antígenos ocultos de tubo digestivo resultó posible la inducción de respuestas protectoras en el 100% de los animales (la menos en cerdos, conejos y ratones). Dichas respuestas ocasionaron descensos en la fecundidad de las hembras y una mortalidad media del 67% entre las formas inmaduras. La acción de la respueta está mediada por la activación del complemento, por lo que las respuestas Th1 son más eficaces que las Th2. Los antígenos inductores de esas respuestas son proteínas de membrana de la cara luminal de los enterocitos. Dichas proteínas son receptores implicados en la endocitosis de los eritrocitos y de la hemoglobina, y solo se expresan cuando los ejemplares están fisiológicamente aptos para realizar una nueva alimentación, esto es, después de un periodo de ayuno de aproximadamente un año. Puesto que la mayoría de los ejemplares alimentados sobre los animales vacunados murieron entre las 24-72 horas postalimentación, coincidiendo con un incremento en la expresión en el tubo digestivo de cuatro proteínas, de las que sólo una de 45 kDa fue reconocida por los sueros de los animales protegidos, en consecuencia a dicha proteína de 45 kDa se atribuyó la inducción de la respuesta protectora. Su valor vacunal se confirmó purificándola y administrándola en solitario a nuevos cerdos.
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