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Perfil nutricional y funcional de un colectivo de ancianos institucionalizados en una residencia geriátrica y su relación con el estado cognitivo

  • Autores: María Esperanza Dudet Calvo
  • Directores de la Tesis: José Juan Rodríguez Jerez (dir. tes.), Ramón Segura i Cardona (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat Autònoma de Barcelona ( España ) en 2010
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Antonio Torralba Rodríguez (presid.), Mercedes Planas Vilà (secret.), Eduardo Goñalons Sintes (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en:  TESEO  DDD 
  • Resumen
    • Introducción: El perfil del anciano institucionalizado en una residencia geriátrica se caracteriza por ser mayoritariamente mujer, con una edad superior a 80 años, con pluripatología crónica y deterioro cognitivo, asociado muchas veces a demencia, lo que implica dependencia física y mental. El envejecimiento es el principal factor de riesgo para el declive cognitivo y la demencia; el estrés oxidativo desempeña un importante papel en el envejecimiento y, en consecuencia, en la pérdida de la función cerebral debido a la elevada susceptibilidad de este órgano a las especies reactivas de oxígeno. La desnutrición es un problema muy frecuente en este tipo de personas, y también se ha asociado con el deterioro cognitivo, pues los nutrientes participan en la fisiología cerebral así como en la defensa antioxidante. Los cuidados que se proporcionan a los ancianos son de vital importancia para mantener un buen estado nutricional y, en consecuencia, su estado cognitivo, por lo que se consideró de interés valorar el perfil nutricional y funcional de un colectivo de ancianos institucionalizados en una residencia geriátrica y su relación con el estado cognitivo, con el objetivo de conocer los factores más importantes a tener en cuenta en el momento de establecer un programa de cuidados e intervenciones, para intentar atenuar el deterioro cognitivo existente en este tipo de instituciones a través de la mejora del estado nutricional de los residentes. Material y métodos: Se ha llevado a cabo un estudio transversal sobre una muestra de 36 ancianos (14 hombres y 22 mujeres), y un estudio longitudinal sobre los 22 residentes supervivientes al cabo de un año. Se ha valorado el estado nutricional global con el Mini Nutritional Assessment, la función cognitiva con el Mini Examen Cognoscitivo de Lobo, el estado emocional con la escala de Depresión Geriátrica de Yesavage, la capacidad funcional física con el Nursing Home Physical Performance Test. Se ha determinado el IMC, y se han medido diversos pliegues cutáneos y perímetros corporales, y se ha valorado la composición corporal por medio de bioimpedancia. Se han cuantificado diversos parámetros hematológicos y bioquímicos, así como el perfil de ácidos grasos y de estrés oxidativo. Se ha evaluado la oferta y la ingesta energética y nutricional a través del registro alimentario por doble pesada y el recordatorio de 24 horas. Resultados: Los residentes presentaron riesgo de desnutrición, deterioro cognitivo, depresión leve, reducción de la fuerza muscular y, en un 67%, de la capacidad funcional física máxima y, a la vez, bajo peso; mostraron concentraciones de hematíes, hemoglobina, hematocrito, vitaminas B6 y B12, folato, y de diversos compuestos con actividad antioxidante (albúmina, coenzima Q10, beta-caroteno, retinol, gamma-tocoferol, vitamina C y selenio) próximas al límite inferior y deficitarias en tioles totales. Su ingesta alimentaria fue significativamente inferior a la oferta, hipocalórica, excesiva en ácidos grasos saturados y deficitaria en monoinsaturados y poliinsaturados totales, incluidos los ácidos grasos omega-3, fibra, riboflavina, niacina, piridoxina, ácido fólico, vitaminas D y E, calcio, hierro, magnesio, cobre, cinc, selenio, yodo y potasio. Los ancianos cognitivamente normales mostraron mejor estado nutricional global, mayor fuerza muscular y capacidad funcional física, menor riesgo cardiovascular, mayor concentración sérica de vitamina B12 y mayor defensa antioxidante (ácido úrico, albúmina, gamma-tocoferol y luteína-zeaxantina), y realizaron una ingesta superior en ácidos grasos monoinsaturados, fibra, ácido fólico, vitaminas C y E, cobre y yodo. Al cabo de un año, los ancianos mostraron un declive de la función cognitiva, del estado nutricional global, de la capacidad funcional física, de la fuerza muscular, del peso corporal a expensas de grasa corporal y masa muscular, y de la ingesta de selenio. Conclusiones: Los valores del perfil sociosanitario, antropométrico y de composición corporal, hematológico y bioquímico, y dietético que presentaron inicialmente los residentes, y la evolución de los mismos al cabo de un año, han podido contribuir al declive de la función cognitiva así como del estado nutricional y de la capacidad funcional física, y se ha podido establecer una retroalimentación negativa entre los tres ámbitos. El control de los efectos secundarios de los fármacos y del IMC, el adecuado tratamiento y seguimiento de la patología respiratoria, de la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y/o la anemia, el establecimiento de un programa de actividad física, la monitorización de indicadores hematológicos (hematíes, hemoglobina, hematocrito) y bioquímicos (glucosa, albúmina, ácido úrico, ferritina, perfil lipídico, PCR), la óptima gestión de los menús y el control de la ingesta alimentaria, y el seguimiento del estado nutricional, podrían ayudar a disminuir el riesgo de deterioro cognitivo, siendo necesario para ello un equipo asistencial interdisciplinar.


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