Mª del Pilar Cañabate González
La senilidad no es un fenómeno nuevo. El cambio es la conceptualización de este estado de pérdida cognitiva como situación morbosa. El deterioro senil aparece, desde hace cuatro décadas, como un concepto nuevo, presente en la mirada médica y, por extensión, en la mirada social. Pero hasta hace unas décadas, la senilidad no era objeto de estudio de la medicina. Actualmente, sin embargo, goza de una gestión técnica, farmacológica y médica y su lugar natural es la clínica. El objetivo de este estudio es descubrir qué condiciones de posibilidad se están dando en este momento histórico para que la categoría demencia senil se esté elevando al rango de patología; para que se esté reemplazando la categoría senilidad por la de demencia senil como nuevo concepto, y para que los ancianos seniles se conviertan en enfermos. En definitiva hemos examinado cómo se ha pasado de la senilidad a la construcción de la demencia senil y del anciano demente, explorando la construcción histórica de esta nueva subjetividad vinculada a la vejez. Se ha considerado que el deterioro senil, caracterizado en tanto que síndrome patológico, es una invención que resulta de la estructura axiológica de la sociedad. El esquema de valores que conforman el marco de interacción social en el que nos movemos dificultan un encaje no problemático de la vejez en general y de la demencia en particular. La hipótesis de partida ha sido que la medicalización de la demencia senil legitima la exclusión social de los ancianos.
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