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Cognición emprendedora, decisión de crear una empresa y nivel de desarrollo de los países y sus instituciones

  • Autores: Juan Felipe Aragón Mendoza
  • Directores de la Tesis: Salvador Roig Dobón (dir. tes.), Manuela Pardo del Val (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat de València ( España ) en 2014
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Domingo Enrique Ribeiro Soriano (presid.), Reyes González Ramírez (secret.), Mário Lino Barata Raposo (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: RODERIC
  • Resumen
    • Las causas del comportamiento emprendedor han tenido básicamente dos niveles de estudio, uno centrado en las características del individuo (personalidad, experiencia, habilidades etc.) y otro como un papel social, donde el comportamiento del emprendedor depende de motivaciones personales, que a su vez dependen de las características ambientales (Stevenson & Jarillo, 1990). A pesar de haberse encontrado relaciones entre la decisión de crear empresa y algunas de las características sociodemográficas de los individuos, no ha sido posible identificar un perfil propio del emprendedor (Low & MacMillan, 1988; Robinson, et al., 1991) y las diferencias de rasgos de personalidad solo explican una pequeña parte del comportamiento emprendedor y el desempeño empresarial (Gartner, 1988; Dyer, 1994; Veciana, 2007). El estudio del ambiente y el entorno es muy importante para poder entender el emprendimiento (Stevenson & Jarillo, 1990), ya que el ser humano es un producto social y sus creencias, actitudes y deseos son el reflejo del impacto que tienen el ambiente cultural y las fuerzas sociales (Ayres, 1962). La teoría de la cognición social explica la conducta individual a través de la interacción persona-ambiente y asume que existen individuos dentro de una situación total o configuración de las fuerzas descritas por dos pares de factores: uno es la cognición/motivación y el otro es la persona en la situación (Fiske & Taylor, 1984). El resultado es una interacción continua y recíproca entre estos factores y cualquier variación en el ambiente o los factores personales, tendrán efecto sobre el comportamiento individual y viceversa. Durante la última década la literatura referente al campo cognitivo se ha desarrollado considerablemente, centrándose en el estudio del pensamiento y la toma de decisiones, examinando especialmente las cogniciones relacionadas con las decisiones emprendedoras (Mitchell, et al., 2007). Este desarrollo ha generado diferentes perspectivas con raíces comunes y que desde cierto punto de vista son complementarías (Mitchell, et al., 2007). La cognición emprendedora puede ser definida como las estructuras de conocimiento que las personas usan para hacer evaluaciones, juicios, o tomar decisiones tales como la evaluación de oportunidades, la creación de una empresa y sus estrategias de crecimiento (Mitchell, et al., 2000; Busenitz, et al., 2000). La perspectiva de habilidad empresarial (Entrepreneurial Expertise) (Mitchell, et al., 2000; Mitchell, et al., 2002) sostiene que los emprendedores desarrollan estructuras únicas de conocimiento y adicionalmente procesan la información en forma diferente al transformar, almacenar, recuperar y usar esa información (Mitchell, et al., 2000). De esta manera los emprendedores son expertos en el ámbito del emprendimiento ya que poseen guiones cognitivos o estructuras de conocimiento que les permite usar la información de una mejor manera que los no emprendedores o inexpertos en este ámbito. Aunque la investigación en emprendimiento ha prestado mucha atención a las variables cognitivas y sus consecuencias, no se ha explorado el origen y desarrollo de éstas (Grégoire, et al., 2011), estando aún sin examinar totalmente el proceso de cómo el ambiente institucional y la cultura afectan al individuo en la decisión de crear una empresa (Lim, et al., 2010), además de la inclusión de diferentes niveles de desarrollo económico de los países (Acs, et al., 2008). Las instituciones modifican las percepciones de las personas e influyen tanto en la decisión de iniciar un negocio como en el conjunto de oportunidades disponibles en el entorno (Terrell & Troilo, 2010), ocasionando que según el nivel de desarrollo de las instituciones de los países afecten en forma desigual a hombres y mujeres (Baker, et al., 2005; Morrisson & Jutting, 2005), al existir diferentes motivaciones para emprender. Adicionalmente los estudios sobre emprendimiento se han limitado a uno de estos dos niveles de análisis: uno enfocado en los factores del rol individual y otro centrado en el rol de las instituciones (Davidsson & Wiklund, 2001; Phan, 2004; Autio & Acs, 2010). Sin embargo una atención muy limitada ha tenido el desarrollo y prueba de modelos multinivel que utilicen estos dos niveles de análisis, salvo excepciones notables de los últimos estudios multinivel en los roles de género, capital y las condiciones a nivel macro en emprendimiento (Elam, 2006; Elam, 2008; Terjesen & Szerb, 2008; Elam & Terjesen, 2010). Por medio de la presente tesis doctoral se pretende aportar nuevas evidencias sobre la relación dinámica entre mente, ambiente y emprendimiento, teniendo como objetivo general analizar la cognición emprendedora de las personas, la decisión de crear una empresa y la relación que tiene con el nivel de desarrollo de las instituciones formales en diversos países y su cultura. Para alcanzar dicho objetivo se ha planteado un estudio empírico por medio del cual se han identificado 120.536 personas (53,45% mujeres y 46,55% hombres) de veinticinco países con diferente nivel de desarrollo. Los datos provienen del Adult Population Survey (APS) del año 2009 suministrado por Global Entrepreneurship Monitor – GEM. Los datos de las instituciones formales de los veinticinco países provienen de la base de datos del Global Competitiveness Reports (GCR) del año 2009 y los datos de la cultura o instituciones informales provienen de la encuesta mundial de valores (World Values Survey – WVS) del año 2005. El modelo cognitivo usado para contrastar las hipótesis se comparó con un modelo institucional y un modelo mixto para entender mejor el rol que tienen las instituciones con la decisión de crear una empresa. Para cada modelo se usaron tres fases de análisis: la primera fase se desarrolló a nivel global, la segunda fase se analizó distinguiendo el nivel de desarrollo de las instituciones de los países y el tercer nivel diferenciando por género según nivel de desarrollo de las instituciones de los países. Los resultados sugieren que hombres y mujeres procesan en forma diferente la información y que a mayor grado de desarrollo de las instituciones y nivel de vida de las personas, la decisión de crear una empresa en hombres comienza a verse influida por factores diferentes a las instituciones formales y a la cultura, posiblemente asociados a factores intrínsecos de la persona y a contingencias de la vida.


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