La contigüidad es un concepto ambiguo. Relaciona sin necesidad de exigir firmeza en la unión como es preciso en la continuidad. Representa algún tipo de contacto, por estar dos cosas próximas, pero no requiere mayor lealtad que la de su situación de vecindad en el momento de su descripción. Como arquitecto supongo que los ejemplos que van enriqueciendo la enciclopedia particular de los edificios es un universo distinto de cualquier otro y doy por seguro que está formado por vecindades insospechadas, es decir contigüidades de objetos reunidos con cierta anarquía o casualidad pero también continuidades particulares y secretas fortalecidas por el paso del tiempo e instaladas en nuestra memoria. El trabajo del arquitecto (tal como yo lo veo) está hecho de estratos donde los conceptos y la historia, los objetos y los edificios, los planos, las visitas, las fotografías y los textos bibliográficos construyen una sección, un palimpsesto, de profundidad variable con un valor que se obtiene tanto de su reunión como de la elaboración de discursos independientes con cada uno de los estratos. Tanto la sección como cada una de esas capas son “radiaciones” que iluminan el trabajo de ir encajando las piezas. Para un arquitecto los edificios tienen la virtud de hablarnos con elocuencia y honestidad, sin intermediarios, puesto que no sería imprescindible una interpretación crítica para llegar a reconocerles algún valor espacial o bien materializar con ellos la abstracción más inverosímil y convertirse así en referencias cuando proyectamos. Seguramente los ejemplos a los que vamos a recurrir determinarán áreas de contigüidad en el texto que tratarán de convertir aquellos edificios en útiles de pensamiento para reflexionar sobre el proyecto, fijando un escenario que reúne a diferentes construcciones sin acudir necesariamente a un contexto de época o de estilo, ni a cualquier otra razón cronológica o taxonómica tradicional. Los edificios que aquí describiré se encuentran contiguos en este texto y su mutuo contacto se hace a través de las sucesivas interpretaciones que tratarán de reunir una pequeña lista particular de construcciones diversas para fijar los aspectos que fueron de interés en algún momento y, gracias al mismo, permanecen vivas en la memoria y acrecientan su ejemplaridad en la cualidad de servir como referencia de los proyectos que hoy pensamos. Es evidente que la historia ha seguido con atención la sucesión cronológica de los hechos que aquí no queremos poner en duda, pero que será soslayada en algún momento para lograr los objetivos de un trabajo que, en cualquier caso, no pretende enmendarla sino especular sobre la posibilidad de utilizar un procedimiento de contigüidad no cronológica como instrumento del proyecto. Los arquitectos siempre nos hemos valido de los otros proyectos o edificios para reflexionar y proyectar los nuevos. Los diseños que hoy hacemos son sucesivas proyecciones hacia lo nuevo, resortes inciertos de futuro, incluso cuando, con ellos, se pretendiera hacer recuperación o memoria del pasado, no podemos más que transformar el presente con su materia. Para el que aquí escribe no existe otra manera de proyectar que la de producir enlaces estables entre el pasado y el futuro. Roma por la que transcurrí con la Pensión de la Academia de Bellas Artes hace veinticinco años es una ciudad de la memoria multiforme pero, como en los sueños, también es una ciudad de la convivencia enmarañada entre el pasado y el presente, con la dificultad que evoca toda convivencia. Roma, en este trabajo, aparecerá como la urdimbre que entrelaza y reúne los ejemplos dispares que aquí se verán. Es la ciudad de las superposiciones múltiples; tapices que sucesivamente fueron cubriendo por sedimentos las diferentes épocas de cuya estratificación y relación aún perduran las muestras visibles de algunos ejemplos, y sobre todo la permanencia de un ambiente urbano apenas modificado. Trataré en este trabajo de recuperar algunos monumentos en particular, aunque sería extensible a cualquier objeto del pasado, y observarlos sin el aura en la que se ven envueltos como objetos de un tiempo en manos de la historia o, consecuencia de lo anterior, como fetiches de un pretendido turismo culto. Expongo aquí estos estudios de la historia de los edificios y de las relaciones que han construido entre si; sean estas ciertas o inventadas, nos han servido para forjar una nueva y pequeña historiografía privada de algunos edificios esenciales. Los monumentos que citaré son edificios (a veces ruinas) pero su interés está en verlos como proyectos que pertenecen para el que esto escribe, tanto como los actuales, a nuestro inevitable presente. Contiguity is an ambiguous concept. Relate without requiring strength in the union as necessary in continuity. Represents some kind of contact, being both close, but requires no more loyalty than a neighborhood situation at the time of its description. As an architect I suppose that the examples that have been enriching my particular encyclopedia of buildings it is a different universe from any other one and for sure it is formed by unsuspected vicinities, that is to say contiguities of objects met in a certain anarchy or by chance but also particular and secret continuities strengthened by the passage of time. The work of an architect (as I see it) is made of layers where the concepts, history, objects, buildings, plans, views, photographs and bibliographic texts construct a section, a palimpsest, of variable depth with a value that is obtained by gathering them or by the production of independent speeches with every strata. Both the section and each one of these layers are "radiations" that illuminate our work. For an architect the buildings have the virtue of speaking itself with eloquence and honesty, without intermediaries, since a critical interpretation would not be indispensable to recognize in them any spatial value or to materialize with them the most improbable abstraction and turn them into references when we project. Surely we shall refer to some examples that determine areas of contiguity in the text that will try to convert those buildings in useful devices to reflect on them, setting a scene that brings together different constructions without necessarily going into a period of time or style context, or any other chronological reason or traditional taxonomic comparison. The buildings described here are contiguous in this text and their mutual contact are made through successive interpretations that seek to bring together an small list of particular buildings to fix the interesting aspects at some point and they remain alive in the memory and increase his exemplary nature in the quality of serving as reference of the projects that today we think. Clearly, history has taken as a chronological reference succession of events that we can not deny, but it will be bypassed at some point to achieve the objectives of a work that intended to speculate on the possibility of use as tools of design projection. The architects have always relied on other projects or buildings to reflect and project the new. The designs that we make today are successive projections for the uncertain future, even when we use them to recover or remember the past, we can only transform the present with his subject. To me does not exist another way of projecting that produce links between past and future. Rome is a multiforme memory city but, as in dreams, it is also a city of the coexistence entangled between the past and the present, with the difficulty that evokes any conviviality. Rome, in this work, will appear as the warp that interlaces and assembles the different examples that here will be seen. It is the city of multiple overlappings; tapestries that successively were covering the different epochs by sediments of several strates but still last the visible signs of some monuments, and especially the permanency of an urban environment scarcely modified. I will try in this work to recover some monuments, though it would be extensible to any object of the past, and to observe them without the aura in which they meet wrapped as objects of past time in hands of the history or, consequence of the previous thing, as fetishes of a claimed educated tourism. I expose here these studies of the history of the buildings and of the relations that they have constructed among them; be these true or invented, they have served us to forge a new and private small historiography of some essential buildings. The monuments mentioned here are buildings (sometimes ruins) but their interest is to seeing them as projects belonging to me as the new ones, to our inevitable present.
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