Durante el siglo XVI, los grupos de poder de las repúblicas de Murcia y Tlaxcala, a pesar de sus particularidades, convergieron en las estrategias para demostrar y certificar su valía como miembros del cuerpo político-territorial de la Monarquía Católica. El reconocimiento de su preeminencia social en ambos casos se basó en los servicios en defensa de los intereses de la Corona española, asegurando el buen gobierno y protegiendo y/o agrandando las fronteras de la Monarquía. De este modo, los 'señores Murcia' y los 'señores Tlaxcala' se consolidaron como líderes naturales de sus repúblicas, a la vez que se insertaron en las dinámicas globalizadoras de la Monarquía Hispánica. El análisis comparado del desarrollo del discurso identitario de estos grupos de poder permite establecer los ritmos y distinguir los instrumentos que hicieron posible la relación de la Corona con sus territorios y su reforzamiento como entidad política planetaria.
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