Esta metodología está orientada a evaluar el impacto medioambiental de los edificios, su coste económico y su efecto social, teniendo en cuenta todo el ciclo de vida, de una manera sistematizada, flexible, simple, holística y orientada a la comparación de los resultados. Cada edificio tiene sus propias características y la aplicación del análisis de ciclo de vida (ACV) es diferente para cada caso. Pero los edificios también presentan características comunes, como materiales, procesos de construcción, instalaciones, elementos constructivos y uso del edificio. Estas similitudes deberían permitir una fácil comparación entre edificios, especialmente los que son del mismo tipo constructivo. Sin embargo, la interpretación, el objetivo, el alcance y los límites del sistema de un análisis de ciclo de vida hacen que los resultados sean difícilmente comparables entre sí, aunque los edificios a comparar sean semejantes. La metodología estándar de ACV es apta para todos los productos, procesos y servicios. Sin embargo, es muy abierta y requiere que se hagan muchas reiteraciones. La metodología propuesta ajusta la metodología estándar de ACV para su uso exclusivo en los edificios, evitando reiteraciones, adaptándose a todas las maneras de proceder de los usuarios de la metodología, que sirva para todos los edificios y para los diferentes ámbitos de la sostenibilidad. La metodología se compone de cinco fases. En la primera fase se define el sistema y las características generales del estudio. En la segunda fase se reúne la documentación necesaria que se usará en el resto de la metodología. En la tercera fase se procesa esta información contenida en la documentación y se realiza el inventario de datos. En la cuarta fase, utilizando los datos del inventario, se realizan por una parte los cálculos necesarios y por otra el análisis del ciclo de vida. Finalmente en la quinta y última fase se exponen los resultados. También se han realizado tres adaptaciones de la metodología para usos específicos. La primera adaptación es para análisis de alternativas, en el que al variar un parámetro o combinación de parámetros se puede ver qué alternativa es mejor para un cierto propósito. La segunda adaptación es para la rehabilitación, en el que el edificio aún no ha llegado al fin de su vida útil y se desea disminuir el consumo energético y aumentar el bienestar y comodidad de los ocupantes. La última adaptación es para un parque de edificios, que es un conjunto de edificios que conforman un barrio, un distrito, una ciudad, una región, un país o un conjunto de países. La aplicación de la metodología a un caso práctico confirma que la metodología es apta para ser empleada y se obtienen los resultados esperados para la realización del ACV según el método estándar. Un análisis de ciclo de vida adaptado al dominio de los edificios resulta más simple y directo que uno general, llegando a los mismos resultados. La utilización de esta metodología evita una dispersión en la manera de procesar los datos y, junto con la difusión de los datos relevantes de los edificios, permite una mayor facilidad en la comparación de los resultados entre diferentes estudios que apliquen esta metodología. Además, la metodología tiene la utilidad de recoger y organizar la información relativa al edificio, lo que permite elaborar un resumen con la función de comunicar. También asiste el proceso de diseño, dejando ver cuáles son los aspectos clave y cuál es su importancia relativa. Por tanto, es considerablemente útil para los actores (promotor, proyectista, propietarios y usuarios) que toman decisiones en la etapa de diseño y que puedan desarrollar estrategias adecuadas a los objetivos propuestos. Esta metodología mejora cada una de las fases del edificio y su conjunto, incrementando la competitividad, la satisfacción social y garantizando la sostenibilidad.
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