Sergio López Martín, Beatriz Bermúdez Pulgarín, Rocío Abia, Yolanda M. Pacheco, Francisco José García Muriana
Numerosos estudios en los últimos años han determinado la existencia de una asociación entre las grasas procedentes de la dieta y el cáncer. Los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) de la familia n -6 pueden tener efectos proliferativos y angiogénicos, lo cual se debe en parte a que son especialmente sensibles a la peroxidación lipídica, formándose aldehídos que reaccionan con las bases del ADN y por lo tanto aductos exocíclicos con propiedades genotóxicas. Por el contrario, el consumo de dietas ricas en ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) está relacionado con un menor riesgo de distintos tipos de cáncer. Si bien, los datos epidemiológicos no siempre concuerdan con los datos experimentales. Los componentes menores del aceite de oliva (extra virgen), fundamentalmente el hidroxitirosol y tocoferol, son antioxidantes y secuestradores de radicales libres. Pueden minimizar la cantidad de especies reactivas de oxígeno que se generan por la peroxidación lipídica y además los MUFA son menos sensibles a la oxidación, por lo que se reduce el daño del ADN.
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