Casi todos los directivos se quejan de no tener suficiente tiempo para abordar todas sus exigencias, pero, en realidad, un día muy fragmentado también es un día muy perezoso. Puede parecer más fácil apagar fuegos que fijar prioridades y ceñirse a ellas. La verdad es que los directivos que fijan cuidadosamente límites y prioridades logran mucho más que los que siempre están ocupados
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados