En el artículo se exponen las dificultades de los traductores de ambas lenguas para desarrollar su trabajo debido a la carencia de diccionarios fiables. La autora se muestra especialmente crítica con la incapacidad portuguesa para confeccionar un diccionario Portugués-Español que responda a las necesidades de los traductores y del público lector. En esta línea, alude a algunos problemas específicos: la construcción de las frases, la puntuación, los tiempos verbales, la transposición, la equivalencia. Comenta también el uso de determinadas expresiones que por sus connotaciones sociológicas y culturales precisan una traducción muy cuidadosa.
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