Este trabajo es una reflexión personal, surgida de la observación que ha hecho una docente sobre la divergencia de actitudes y aptitudes de la heterogénea masa que son los estudiantes, y que, sin embargo, tienen en común la obligación curricular de cursar una materia que supone un acercamiento al importantísimo mundo de la literatura grecolatina, (nos centramos aquí en el módulo de la literatura latina), en la Escuela de Letras de la Universidad de Los Andes, Mérida. Con todo el humor y el amor posibles hacia la enseñanza del humanismo, y con la (tal vez) ventaja de no tener una brecha generacional demasiado larga con los alumnos, nos preguntamos hasta dónde es posible sensibilizarlos ante y con los libros de un Imperio que con su cultura marcó el humanismo, en medio de la visión que ahora, la tecnología y los medios audiovisuales y mediáticos, nos ofrecen de la cultura romana, sin parecer que intentamos conmoverlos, obligarlos, distraerlos o hasta retrasarlos. Citando ejemplos-anécdotas de nuestras clases de Introducción a la Literatura Clásica Grecolatina, mostramos las extremas posturas de interés o desinterés de los estudiantes y las posturas nuestras que responden a aquellas, en la búsqueda de un equilibrio para nuestra desigual realidad académica.
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