El autor parte de una serie de reflexiones relacionadas con la lectura en la escuela y apuesta por la existencia de bibliotecas escolares en todos los centros. Considera que éstas son los mejores equipamientos para fomentar la lectura, la escritura y la formación documental, y para dinamizar la vida cultural. Así mismo, cree que constituyen espacios de encuentro en torno a los libros para todos los miembros de la comunidad educativa. El artículo ofrece una serie de estrategias de sensibilización y fomento de la lectura: unas indicadas para antes de empezar a leer el libro (con un perfil más lúdico), otras que se refieren a acciones más generales y concretas relacionadas con la lectura y, por último, otras que constituyen una lista de propuestas creativas que pueden llevarse a cabo después de la lectura. El autor defiende como válidas aquellas actuaciones que traten de fomentar la lectura de manera natural, con sentido común, sin caer en la utilización de parafernalias festivas, y que se caractericen por la constancia y la continuidad en su aplicación.
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