El presente artículo plantea el hipotético problema de que los itinerarios didácticos de la enseñanza-aprendizaje de la Geografía no son lo suficientemente comprendidos ni lo bastante valorados, siendo, incluso, considerados como aprendizajes de segundo orden. La tesis sostenida por el autor es la contraria, es decir, que los itinerarios constituyen los momentos de aprendizaje mas rico y profundo, para lo que argumenta toda una serie de razones: despiertan el interés de los alumnos, conocen la ciencia, aprenden a observar, adquieren conceptos, destrezas y valores, propician la reflexión, etc-
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