El propósito de este artículo es mostrar cómo el estudio del lenguaje hablado puede ser abordado desde una perspectiva diacrónica a través de los documentos históricos, ya que la enorme diversidad de éstos nos permite ilustrar distintas situaciones comunicativas. La oralidad no se opone a la escritura, sino que ambas se interrelacionan en algunos momentos, y así podemos estudiar esas convenciones destinadas a reflejar en la escritura lo que no necesita ser señalado en la lengua hablada. Los textos escritos no literarios así lo permiten, y en este caso hemos utilizado un documento granadino del siglo XVI: la Averiguación de Loja (1509).
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