Durante el siglo XVI el Mediterráneo fue un espacio de enfrentamiento marítimo. Las islas se convirtieron en fronteras fácticas que delimitaban zonas de influencia. La fortificación de puntas estratégicas se convirtió en práctica habitual. El núcleo urbano de Dalt Vila, en Ibiza, fue poderosamente fortificada por la monarquía hispánica para conjurar el peligro turco. Las murallas de Dalt Vila, patrimonio de la humanidad, han sido objeto de una musealización didáctica singular que posibilita la comprensión de lo que fue un espacio pensado y diseñado para la guerra
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados