Formar el sentido crítico o educar en democracia son expresiones usadas como apriorismos evidentes, como nociones sin problemas ni definición. De ahí la necesidad de evaluarlas, aunque no sea sino para dibujar su perfil y precisar «lo que se quiere hacer con ello». Demasiadas prácticas educativas en medios de comunicación, en Europa y fuera de ella, se convierten enseguida en un fin en sí mismas, sin que se muestren ni comprueben los beneficios reales esperados. Varios ejemplos de investigación ponen en este trabajo de manifiesto algunas formas de concebir la actividad educativa al servicio de la democracia.
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