Las relaciones con los clientes han pasado a un primer plano de la gestión empresarial. Las actuaciones de marketing tendentes a obtener el máximo beneficio económico ya se encaminan a conocer en qué clientes se debe gastar la mayor parte del presupuesto, atrayendo, reteniendo, aumentando y recuperándolos, en algunos casos. Los clientes han de ser considerados un activo más de la empresa, ya que generan un flujo continuo de recursos y rentabilidades durante mucho tiempo
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