El nitrato (NO3-) y el amonio (NH4+) son las fuentes más importantes de nitrógeno absorbidas por las raíces de las plantas superiores (Marschner, 1995). En un suelo agrícola, haciendo una estimación muy global, el nitrógeno se encuentra en un 90-98% en forma orgánica (Tisdale y col, 1993), siendo éste, en general, no asimilable por los cultivos. El resto del nitrógeno (2-10%) se encuentra en forma inorgánica, dentro de éste, el nitrato es la forma mayoritaria, que siendo muy variable, suele estar por encima del 90% del N inorgánico, siendo el resto N en forma amoniacal. Esta dominancia del nitrato se debe a la agresividad del proceso químico denominado nitrificación, que en los suelos agrícolas transforma con gran rapidez el amonio presente en nitrato, ya proceda de la mineralización de la materia orgánica o de los fertilizantes amoniacales aportados. Con éste esquema en mente podemos ver que en el suelo hay una gran reserva de N en forma orgánica, que más o menos lentamente se mineraliza hasta N inorgánico, y un pequeño porcentaje de N en forma mineral o inorgánica, constituida casi totalmente por nitrato. Esta es la fracción de donde la planta tomará el nitrógeno que requiere.
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