Este artículo revisa los métodos de la enseñanza de la lectura a principios del siglo XIX. En especial, examina un grabado educativo en el cual se enseñaban las letras y sílabas por medio de una escena de niños jugando en el campo. En esta misma época, grupos filantrópicos promovieron un cambio de la imagen de los niños a que fueran percibidos como miembros valiosos de la sociedad y personas que debían recibir instrucción cívica; así, con los catecismos políticos empezó a desarrollarse una cultura política en los niños. Premios, diversión, y libros recreativos empezaban a sustituir los castigos. El grabado popular, de precio económico y de gran tiraje, presentaba mensajes educativos, heterodoxos, políticos y hasta revolucionarios a un público mucho más amplio que en periodos anteriores.
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