El próximo 3 de abril tendrá lugar el anunciadísimo apagón analógico. Ese día la televisión tal como la conocemos dejará de existir y entrará en escena una televisión que, si cumple lo prometido, tendrá mayor calidad de imagen pero sobre todo mayor calidad de contenidos. Ahí parece encontrarse la clave del éxito, ya que el espectador espera ansioso un amplio abanico de canales a cada cual más atractivo. Que así ocurra depende de muchos factores, pero principalmente de la viabilidad económica de esos canales. En cualquier caso, el futuro de la mal llamada caja tonta nunca se ha presentado tan ilusionador como incierto.
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