Discutible es, sin duda, el valor literario intrínseco de la «novela negra» de finales del XVIII, que a menudo hacía de los niños protagonistas de terroríficos relatos, increíbles y absurdamente encadenados. Baste citar como ejemplos «Victor ou l'enfant de la forêt» y «Coeline ou l'enfant du mystère». Sin embargo es indiscutible la influencia que sobre los escritores franceses del XIX ejerció este género menor, que no solo leyó con fruición un gran novelista como Mérimée, sino que sirvió de fuente de inspiración al «monstruo» de las letras francesas y gran héroe nacional, el gran Hugo, en alguno de sus primeros ensayos novelísticos: «Bug-Jargal» y «Hans d'Islande».
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados