La resolución de problemas es una actividad básica en las clases de ciencias y sería deseable llevarla a cabo de forma colaborativa. En este artículo se presenta una actividad destinada a aprovechar la potencialidad de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), como una herramienta colaborativa para la resolución de problemas. Aplicando un protocolo preestablecido hemos constatado que esta actividad estimula la participación, la reflexión y el análisis de los problemas por parte del alumnado y promueve la coevaluación, la autorregulación y, por lo tanto, el aprendizaje. Al mismo tiempo, el profesorado puede analizar la forma en que el alumnado asimila los contenidos de la materia y argumenta sus intervenciones.
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