El balance psicomotor permite establecer el perfil del paciente considerando la diversidad de sus funcionamientos neurológico, emocional, relacional y cognitivo, ya que la alteración psicomotriz no es una expresión unívoca y estable de una lesión o de una disfunción circunscrita. Para realizarlo, el psicomotricista dispone de numerosas herramientas de evaluación resultantes de referencias diversas.
La autora propone una reflexión teórica apoyada en su experiencia clínica, en la asociación entre métodos estandarizados y abiertos, sobre esta indispensable gestión de evaluación.
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